domingo, 20 de abril de 2014

Lo que el dinero puede comprar

El dinero puede comprar una casa, pero no un hogar
El dinero puede comprar adornos, pero no cultura
El dinero puede comprar libros, pero no un cerebro
El dinero puede comprar comida, pero no apetito
El dinero puede comprar compañía, pero no una verdadera amistad
El dinero puede comprar una banca para el templo, pero no el cielo
El dinero puede comprar un crucifijo, pero no un salvador...

Lo que el dinero no puede comprar Dios te lo da gratuitamente.
Solo necesitas pedírselo de todo corazón.

sábado, 19 de abril de 2014

El éxito comienza con el pensamiento

Si piensas que estás vencido, lo estás.
Si piensas que no te atreves, no lo harás.
Si piensas que te gustaría ganar pero no puedes, no lo lograrás.
Si piensas que perderás, ya has perdido.
Porque en el mundo encontrarás
que el éxito comienza con el pensamiento del hombre.
Todo está en el estado mental.
Porque muchas carreras se han perdido
antes de haberse corrido,
y muchos cobardes han fracasado
antes de haber su trabajo empezado.
Piensa en grande y tus hechos crecerán.
Piensa en pequeño y quedarás atrás.
Piensa que puedes y podrás.
Todo está en el estado mental.
Si piensas que estás aventajado, lo estás.
Tienes que pensar bien para elevarte.
Tienes que estar seguro de ti mismo
antes de intentar ganar un premio.
La batalla de la vida no siempre la gana
el hombre más fuerte, o el más ligero,
porque, tarde o temprano, el hombre que gana
es el que cree poder hacerlo.

Fuente: GranComboClub

¡Intenta!

Cierra los ojos por algunos minutos
y deja tus pensamientos volar
por sitios de amor.

No podemos cambiar el mundo,
ni quitar todo el dolor de la tierra ,
ni tener ya resueltos todos
nuestros problemas,
pero podemos a cada minuto
mirar con ojos del amor a cada cosa.

Si pensamos que todo es pasajero,
miraremos con cariño lo negativo
que te encamina a la elevación y perfección,
y luego observaremos con felicidad
el cambio del mal en bien ,
de tristezas en alegrías.

Lo que hoy nos hace sonreír
fueron las cosas que nos hicieron
llorar ayer.

Nuestras faltas de hoy también son
las alegrías de mañana.

Las personas se van ,
los amores se pierden en el tiempo,
los problemas se solucionan,
hasta el mismo sol se va cada noche
para renacer al día siguiente...
no te quedes en el medio del camino
porque allá...
¡Algo te espera!

Desconozco a su autor


viernes, 18 de abril de 2014

10 Frases Para Reflexionar

1.- Si te lastimaron, no alimentes tu dolor ni te alejes de esa persona, si quieres ser un gran humano, simplemente olvida.

2.- Para que un amor pasado no te lastime de por vida, consérvalo como un recuerdo hermoso, más nunca como una posibilidad, porque si lo haces nunca podrás ser feliz.

3.- Es mejor no ser tan hermosa(o) pues la vanidad suele convertir a las personas en seres poco atractivos.

4.- Haber sufrido un gran dolor nos hace crecer en capacidad de comprender y valorar a nuestros amigos.

5.- Siempre después de una discusión te arrepentirás en tu interior de no haber callado a tiempo.

6.- No traiciones el camino de tus padres actuando diferente cuando ellos no están.

7.- Los pleitos solo llevan a herir a los demás, a causar daño, a distanciar pero nunca a resolver los conflictos.

8.- Nunca seas grosero(a) con las demás personas, aunque estés sufriendo o tengas demasiados motivos para hacerlo.

9.- La fidelidad a un amor lleva a la persona a enamorarse todavía más.

10.- Es madurez superar una decepción como algo que es mejor que haya sido así.

miércoles, 16 de abril de 2014

Autoayuda, un encuentro de 10 minutos con nosostros mismos

En la vida cotidiana hay tantas cosas que hacer y tanto a lo que atender que el poco tiempo que resta de las obligaciones se dedica al descanso. Pero ese lapso que bien sirve para reparar las fuerzas perdidas no trae necesariamente en momentos de ocio, ni procura una tregua para mimarse a uno mismo. Es más, la dinámica nos lleva muchas veces a ceder las horas libres de las que disponemos para satisfacer a los demás y cumplir con guiones sociales, aparcando deseos y necesidades. Somos capaces de olvidarnos de nuestras apetencias interiores para que lo exterior funcione. Esta actitud, mal tildada de altruista, no respeta o desconoce los límites en que uno se mueve con satisfacción, lo que genera una negación personal y termina provocando enfado y rabia.

No en vano, el hábito de dejarnos postergados a un segundo plano nos vuelve incapaces de vernos y de atender nuestras apetencias y gustos. Esta falta de interés propio nos lleva a ocultarnos, por lo que dejamos de mostrarnos ante los demás. Nos encaminamos a un espacio donde nuestras aspiraciones no caben, pues les hemos quitado importancia y hemos dejado de procurárnoslas. Habrá momentos en que reclamemos atención, más como una exigencia que como una petición, pues percibimos a los demás como deudores aunque hayamos sido nosotros mismos quienes nos hemos mutilado. Nosotros mismos somos quienes hemos olvidado guardar un tiempo para hacer actividades que nos satisfagan o para estar con aquellas personas con quienes nos apetece estar. Más aún. Existe una parcela olvidada y dejada de lado que ni echamos de menos: la de estar centrado uno consigo mismo durante un tiempo, aunque sea reducido, al día.

Programar nuestro tiempo

Diez escasos minutos son suficientes para recuperar esa parcela. Poner una cifra y que sea tan reducida puede parecer ridículo, pero al igual que programamos el resto de nuestras actividades, ¿por qué no programar ésta? El tiempo concreto que acordemos, y más aún, el hecho de hacerlo implica:

* Tenernos en cuenta.
* Darnos un lugar en las prioridades de nuestras acciones.
* Pensar que somos importantes.
* Cuidarnos al igual que cuidamos de los demás.
* Mimar nuestra existencia.

Si un familiar o un buen amigo nos solicitase diez minutos diarios casi de seguro que no dudaríamos en concedérselos. ¿Por qué no tener la misma atención y cuidado para con nosotros mismos? ¿Por qué nos cuesta tanto vernos y sentirnos como lo que somos: una persona importante? ¿Será que qué no nos valoramos ni queremos?

Aceptarnos como somos

La gran mayoría de las personas nos forjamos un ideal sobre quién queremos ser, y como ocurre con todos los ideales, no logramos que se convierta en realidad. Esto en sí no es negativo, pues esa diferencia entre lo ideal y la realidad se percibe en muchos órdenes de la vida. El problema surge cuando la dicotomía desencadena una frustración y nos lleva a enfadarnos con nosotros mismos por no ser capaces de alcanzar aquello que perseguimos, y que erróneamente pensamos que nos haría felices. El no vernos reflejados como creemos que nos gustaría ser nos lleva a sentirnos frustrados y a perder la confianza en nosotros mismos, lo que es sinónimo a no aceptar nuestros defectos, ni tampoco nuestras virtudes. Si no nos gustamos, difícilmente querremos estar a solas con nosotros, ni dedicarnos tiempo, aunque sean sólo 10 minutos. Pero esto no puede servirnos de excusa para no intentarlo.

¿Cómo disfrutar de nuestro tiempo a solas?

Diez minutos con nosotros mismos NO son para:

* Agobiarnos con todo lo que deberíamos haber hecho o nos falta por hacer.
* Recordar nuestros malestares, tanto físicos como emocionales.
* Dar vueltas a cualquier hecho que nos tiene preocupados.
* Buscar soluciones para problemas que tenemos pendientes.
* Pensar, analizar y hacer trabajar la mente.
* Aislarnos con nuestras preocupaciones o pensamientos recurrentes.

Diez minutos con nosotros SI son para:

* Aislarnos de nuestros problemas, darnos un respiro de las preocupaciones y una tregua de las obligaciones.
* Darnos un tiempo por el que constatamos la importancia que nos otorgamos.
* Conectar con nuestra propia soledad.
* Estar físicamente solos con nuestro cuerpo y nuestra mente.
* Sentirnos y conocernos más y mejor.
* Abandonarnos a nada.

Durante esos diez minutos:

* En ocasiones, se agolparán los pensamientos y otras nos vendrán de uno a uno, o ninguno. A los pensamientos hay que dejarlos pasar, sin pararnos en cada uno de ellos ni concederles interés.
* Al principio puede que ese tiempo incomode e inquiete, igual que la primera vez que compartimos un espacio y un tiempo con alguien a quien no conocemos.
* Nos habituamos a escucharnos para dejar de ser extraños de nosotros mismos.
* Encontraremos el gusto y el placer de disfrutar de nuestra propia compañía, y valorarla más.

Graciela E. Prepelitchi
“En las adversidades sale a la luz la virtud.”
(Aristófanes)

martes, 8 de abril de 2014

¡Atrévete a ser tu mismo!


El único propósito de la vida en este plano es el de aprender a ser felices. El recorrido hasta lograr la maestría puede ser muy largo y lleno de obstáculos, si permaneces enfocado en metas externas. O puede ser un trayecto corto y agradable, si te atreves a ser tú mismo, aceptando y valorando ese instrumento, que es tu cuerpo, y la función que en la sociedad humana tenga que desempeñar.

Cada ser que nace en la Tierra es una ficha única, de ese rompecabezas enorme que significa la totalidad. Esa ficha es útil, cuando su forma no ha sido distorsionada y encaja bien en el sitio que le corresponde. La forma corporal y la actividad por cumplir también guardan una correlación mágica: si traes, como aprendizaje, realizar oficios que requieran resistencia y fuerza bruta, es claro que tu cuerpo no podrá ser delicado y fino como el de un poeta, ni tampoco te distinguirás por la fragilidad etérea que caracteriza una bailarina de ballet.

Todos los seres humanos son bellos, porque expresan la variedad y multiplicidad con la que se viste la vida. Tú, como mujer, puedes ser gorda, delgada, alta, bajita, negra, cobriza, o rubia; puedes tener rasgos agudos, o una cara plana de luna llena. ¡Y siempre estarás bien! Es correcto que tu cuerpo cambie con las estaciones, porque cada edad tiene un diseño propio, de acuerdo a los roles que tiene que asumir: la espigada señorita casadera, la madre de suaves formas redondeadas, o la abuela de apariencia venerable.

Un sistema de educación equivocado, y la insistente lavada de cerebro para promover el consumismo, han provocado el que la gran mayoría de los individuos quieran ser distintos de lo que son, y se esfuercen por estar en el sitio que no les corresponde. Hay que advertir que quienes así han sido condicionados, están destinados a reciclar luchas y desencantos. Ellos proyectan la felicidad hacia el futuro, lo que es garantía de su ausencia en el ahora.


Las modas imponen un modelo, y el rebaño obediente lo acata. Hemos llegado hasta el extremo de rechazar de “lo que es”, para dar prioridad a lo que “debería ser”. ¿Eres mujer? Para la sociedad solo eres aceptable si el tiempo y la experiencia no se notan en tu cara, y si tu figura coincide con el prototipo de “la muñeca Barbie”. Ella representa la forma humana inerte, sin corazón, y con aserrín a cambio de cerebro. ¡Y pensar que para lucir así, muchas se someten a moldear su cuerpo con la cuchilla del cirujano plástico!

Es enorme el sufrimiento que experimenta el ser humano porque no se acepta a sí mismo. Pero esta actitud aprendida nace de la perversión de un sistema que inculca el irrespeto por la vida. No te dejes engañar, la verdad es que tú nunca podrás coincidir con ningún molde que no esté hecho a tu medida. Además, cuando te empeñas en ser, o en hacer, aquello que no te corresponde, vas directo a sumar fracasos y añadir más bloqueos a tu ya desequilibrada hoja de vida.

Entonces, no te extrañe que el primer paso hacia la felicidad consista en aceptar tu cuerpo físico tal como es. Aprende poco a poco a valorarlo, porque es la única presencia con la que puedes contar “hasta que la muerte los separe”. Comprende que la verdadera belleza no depende del tipo de nariz que exhiba el rostro. Belleza es un estado de equilibrio interno, que se manifiesta externamente como un estado permanente de salud y de armonía.

Tu envoltura física cumple con expresar fielmente aquello que tú eres en los mundos sutiles. Recuerda: “como es adentro es afuera”. Tu figura es moldeada por las actitudes internas: tus pensamientos, y emociones, tus palabras y acciones se vuelven carne y sangre. ¡Observa! Tu vida puede volverse fascinante si estás atento a la acción y reacción: eres la combustión continua de mente, y emociones que se transforman en materia.

Impresas en tu cuerpo llevas las huellas de lo que ya viviste, y las promesas de lo que está por venir. La ley de “Causa y Efecto” rige en cada instante. Por ello, si persistes en dejarte robar la paz por inútiles tormentas emocionales que no aportan soluciones, el precio que tendrás que pagar será muy alto: se alterará tu postura, lo que acarreará dolores; y nuevas arrugas en tu cara delatarán cada tropiezo. ¿Deseas retrasar el envejecimiento? Ningún ingrediente puede ser tan efectivo como estar en paz contigo mismo, y proyectar esa paz a quienes te rodean.


Hortensia Galvis