miércoles, 8 de julio de 2015

¡Alto! ¿Dónde vas sin metas? (II)

Triunfar significa mantener una verdadera armonía entre muchísimos factores. Entonces si queremos triunfar, vamos a plantearnos en serio nuestra vida, ya que se vive sólo una vez.

Plantémonos ideales que realmente valgan la pena, que realmente nos sirvan para llevar una vida plena y más útil. Establezcamos metas en función de nuestras propias necesidades, de nuestro interés específico, del ambiente en que nos desenvolvemos. No copiemos. Seamos nosotros mismos, auténticos y no permitamos que nadie anule nuestro juicio personal.

Sabemos que no es fácil, pero aún estamos a tiempo. Al igual que las grandes empresas, empecemos a planear el futuro, planifiquemos actividades a mediano y largo plazo. Organicemos planes y programas y cumplámoslos en la medida de nuestras posibilidades.
Elijamos correctamente nuestros objetivos; pues el no hacerlo nos llevará a una existencia gris y sin perspectivas y nos llevará inevitablemente a un descontento con nosotros mismos, que se reflejará en nuestra propia autoestima, en el carácter y hasta en la salud.

Para conocer cuáles son nuestras metas en la vida, hagamos una lista objetiva y sincera, que ésta se convierta en una verdadera declaración de principios y no en un pedazo de papel en el que hay un puñado de esperanzas; allí estará el programa de nuestra vida.
Haciendo esto estaremos dando el paso que marca el principio de una existencia plena y feliz. Ánimo,
¡SOMOS INVENCIBLES!

Mons. R. Emiliani


sábado, 4 de julio de 2015

Se necesita silencio (II)

Se necesita silencio para admirar los gestos sencillos, pero cargados de amor que mucha gente en la vida realiza. Se necesita silencio para que el esposo escuche los latidos del corazón amoroso y tierno de su esposa, su fidelidad, su paciencia y viceversa. Por falta de silencio se ahogan oportunidades maravillosas de amar, porque el ruido nos impide pensar, el ruido nos impide reflexionar, el ruido nos impide en definitiva amar.

Necesitamos silencio para escuchar la voz del que sufre, la voz del que padece, el lamento del que nos necesita. Hay mucho lamento de soledad, de miedo, de dolor, de hambre, y de vacío. Hay mucha gente que sufre y el ruido en que vivimos nos impide contemplar el sufrimiento y el dolor de tanta gente. Necesitamos silencio para escucharlos.

Necesitamos silencio porque la lengua es un arma muy peligrosa, y fijémonos cómo usamos nuestra lengua. ¿Qué decimos?, ¿Cómo lo decimos?, ¿Qué transmitimos generalmente? Muchas veces transmitimos angustia, sospechas, miedos, intrigas, tensión. Y muchas veces no dejamos que los demás hagan su silencio. Con nuestro ruido robamos a los otros la paz que podrían tener.

En el silencio se han concebido las grandes obras artísticas, científicas y filosóficas. En el silencio muchos hombres se han hecho grandes, porque han podido pensar.

¿Por qué no haces del silencio tu mejor aliado en esta sociedad tan ruidosa? En el silencio encontrarás la paz, el equilibrio y la serenidad.

Desconozco a su autor