La conversación es como un don mullido por las palabras íntimas, sinceras. Un golpe de llamada es suficiente para darnos cuenta de que en el corazón amigo hay una lámpara encendida para mí.
A veces está en nosotros la causa de nuestros males, y la conversación es ese tronco fuerte que entreteje palabras para llevarnos de las sombras a la luz. Cuando se nos rompen las razones y se nos acaban las fuerzas, es el momento de conversar, de abrir ese cofre inestimable de la amistad que siempre guarda algo que pueda servirnos: paz, equilibrio, suavidad, amor.
Zenaida Bacardí de Argamasilla