viernes, 31 de mayo de 2013

La felicidad

Si queremos crear felicidad en nuestras vidas,
debemos aprender a sembrarlas.

Un político, un empresario y un intelectual visitaron
al sabio Lao Tsé. Habían oído que era feliz.

Al verle, los tres sintieron que su presencia emanaba
armonía, paz y serenidad.

-“¿Acaso tienes poder sobre otros hombres?”, le preguntó el político.

Lao Tsé negó con la cabeza.

-“El único hombre del que soy dueño es de mí mismo”.

El empresario intervino:

-“¿Acumulas riquezas materiales?”.

El sabio volvió a negar.

-“Lo único que tengo son estas ropas que llevo puestas”.

El intelectual añadió:

-“¿Has alcanzado todo el conocimiento que los eruditos anhelan poseer?”.

Lao Tsé negó con la cabeza por tercera vez.

-“El único conocimiento que atesoro es el que me brinda mi experiencia”.

Desconcertados, los tres hombres preguntaron:

-“Y entonces, dinos: ¿cuál es la causa de tu felicidad?”.

El sabio sonrió: “La verdadera felicidad no tiene ninguna causa.
Estoy vivo, y es lo único que necesito para ser feliz”.

Lao Tsé
“Anatomía de la codicia”


Todo lo que necesito es amor

La mayoría de nosotros, en algún punto hemos tenido dificultades
con el amor. Puede ser que nos hayan roto el corazón,
o que nos hayamos vuelto adictos a él, o simplemente
no lo hemos sentido. Pero no importa lo que podamos decirnos,
no importa lo duro que nuestro corazón se vuelva a veces,
no podemos escapar de la verdad: necesitamos amor
y necesitamos darlo.
No permitas que la aparente simplicidad del amor te impida
ver su importancia. Esta semana, el Zóhar nos da
dos lecciones asombrosamente bellas:

La capacidad para amar y la calidad de nuestro amor
son un regalo de la Luz del Creador.
Cuanto más utilizamos nuestro amor con una actitud positiva
y de compartir, más amor se nos da para compartir.
Por otro lado, si utilizamos el amor de una forma egoísta
y negativa, entonces nuestra capacidad para amar disminuirá.
Si entiendes y practicas estas lecciones, no sólo incrementarás
la cantidad y la calidad del amor que tienes en tu vida,
sino también la cantidad de amor que es revelada en el mundo.
El Zóhar nos deja claro que debemos perseguir y encontrar
todas las oportunidades para compartir nuestro amor.
Otro secreto poderoso sobre el amor es que cada uno de nosotros
influye cuánto se abren y se cierran los canales de amor
para el mundo. Cuando no amamos o cuando utilizamos
nuestro amor para manipular o castigar, estamos disminuyendo
el amor que hay en el mundo.
Nuestras acciones importan. Todo está conectado.
Es importante apreciar nuestro poder, y lamentablemente
la mayoría de nosotros lo subestimamos.
Los efectos de nuestras acciones en este mundo físico penetran
en los mundos espirituales. A medida que nuestras acciones
reverberan por los Mundos Celestiales, su resonancia se vuelve
cada vez más fuerte, de forma similar al Efecto Mariposa.
En 1972, los científicos explicaron el asombroso fenómeno
de que el acto más pequeño en un lugar puede tener un efecto enorme
en el otro lado del mundo (su ejemplo era el de una mariposa
que bate sus alas en Brasil y causa un tornado en Texas).
Los kabbalistas han conocido este fenómeno desde hace
más de 4000 años. Pero ellos lo llevan aún más lejos:
una acción espiritual aparentemente pequeña,
un simple acto de compartir, puede hacer que se revele
una cantidad tremenda de Luz en el mundo.
Lamentablemente, debido a que nuestros sentidos están limitados
a ver sólo en esta dimensión física, subestimamos enormemente
el efecto positivo de nuestras acciones y especialmente
de las acciones aparentemente pequeñas.
Necesitamos recordarnos constantemente que nuestro poder
es mucho mayor de lo que nos permitimos creer
y que el efecto positivo de nuestras acciones
–sean grandes o pequeñas– es mucho mayor que lo que podemos imaginar.
Una cosa es cierta sobre el mundo actual:
no se comparte suficiente amor entre las suficientes personas,
y todos debemos asumir la responsabilidad y reconocer
que participamos en esto.
Todo lo mejor,

Yehuda Berg