Está claro que difícilmente podemos sobrevivir en la soledad y el aislamiento.
Necesitamos a alguien en quién confiar, a quién llamar cuando las cosas se ponen difíciles, y también con quien compartir una buena película.
Pero… ¿Qué es la amistad?
¿De qué se compone?
¿Cómo tener amistades que duren toda la vida?
¿Caerse bien?
Las amistades suelen comenzar de imprevisto, y muchas veces sin buscarlas.
En el camino de la vida vamos encontrándolas.
Y todo comienza porque alguien ”nos cae bien”
Convicciones, sentimientos, gustos, aficiones, opiniones, ideas políticas, creencias, religión, son algunas de las cosas en común que pueden hacer que nos hagamos amigos de alguien.
Sentirse a gusto con una persona, conversar y compartir sentimientos es el principio de eso que llamamos amistad.
Algo en común.
Para que la amistad sea verdadera, debe existir algo en común y, sobre todo, estabilidad.
El interés común puede ser una misma profesión, una misma carrera, un pasatiempo en común, y la misma vida nos va dando amigos.
Dice el refrán…
”Aficiones y caminos hacen amigos”.
La amistad es un cariño, un apreciarse que promueve un dar, un darse y para ello es necesario encontrarse y conversar.
Después, con el tiempo, la amistad puede desarrollarse en profundidad y en extensión mediante el trato, el conocimiento y el afecto mutuos.
La amistad no puede desarrollarse sin estabilidad.
Tratarse…
Conocer bien al amigo es saber de su historia pasada, de sus quehaceres actuales y de sus planes futuros; y del sentido que da a su vida, de sus convicciones; y de sus gustos y aficiones, y de sus defectos y virtudes.
Es saber de su vida, de su forma de ser, de comprenderse.
Comprenderle…
Comprender al amigo es meterse en su piel y hacerse cargo.
Desinterés…
Para que una amistad sea verdadera, no basta con caerse bien, hay que dar el paso definitivo:
Ayudarse, desinteresadamente, sin esperar nada a cambio.
Al amigo se le quiere porque él es él y porque yo soy yo.
La amistad se orienta hacia el tú y consiste más en un servir que en un sentir.
No es amigo ni el compañero ni el camarada.
Tampoco es amigo el que busca aprovecharse del otro.
La amistad no es comercio de beneficios.
La verdadera amistad es, en gran medida, servicio afectuoso y desinteresado.
Vale la pena…
Ser amigo de verdad no es fácil, pero vale la pena el esfuerzo.
Es un gozo tener amigos de verdad:
Estar con ellos, charlar, ayudarle o ser ayuda y disfrutar y alegrase.
¡Poder contar con ellos!
Aunque cueste, vale la pena el esfuerzo que requiere ser un amigo.
Tenerse confianza…
No solamente se cree lo que dice el amigo, hay que creer en él.
Tener confianza en el amigo significa que tenemos la seguridad moral de que responderá favorablemente a las esperanzas de amistad que depositemos en él.
La confianza mutua hace posible la autenticidad.
Dar. Darse.
La generosidad nos ayuda y facilita el dar y el darse que es esencial en la amistad.
El amigo de verdad es generoso y da.
Da sus cualidades, su tiempo, sus posesiones, sus energías, sus saberes.
Y lo hace para procurar ayudar eficazmente al amigo.
Debemos mirar generosamente, con respeto y con cariño.
El egoísmo se opone radicalmente a la amistad.
Un acto de generosidad especialmente difícil es el perdonar.
Debemos comprender y saber los motivos de una acción que nos ha hecho daño.
Saber perdonar es propio de almas sabias y generosas.
Ser Leales…
No hay riqueza más valiosa que un buen amigo seguro.
Ser leal supone ser persona de palabra, que responda con fidelidad a los compromisos que la amistad lleva consigo.
Leales son los amigos que son nobles y no critican, ni murmuran, que no traicionan una confidencia personal, que son veraces.
Son verdaderos amigos quienes defienden los intereses y el buen nombre de sus amigos.
Ser leal también es hablar claro, ser franco.
Debemos también ser leales en corregir a un amigo que se equivoca.
Ser Agradecidos…
Dice un refrán que… “El agradecimiento es el más efímero de los sentimientos humanos”
y con mucha frecuencia parece tener razón.
La gratitud es propia de los verdaderos amigos.
¿Cuántas veces nos hemos sentido mal con un amigo porque no ha sido agradecido del tiempo que le damos?
Nosotros debemos agradecerle su tiempo, los buenos ratos que nos hace pasar, su ayuda cuando nos sentimos mal. A nosotros nos gustaría que una amistad nos dijera… ”Gracias”
Demos entonces nosotros el primer paso.
Un Enemigo Mortal…
El yo es un enemigo mortal de la amistad.
El orgullo y el egoísmo no caben en la amistad.
El orgulloso no mira más allá de su persona, de sus propias cualidades, de sus intereses.
No es capaz de ayudar a nadie.
Mantener las Amistades.
Las amistades se cultivan, maduran.
Es fácil hacer amigos, pero es mucho más difícil mantenerlos.
La vida pone a prueba la generosidad, la lealtad, el agradecimiento, y no siempre se sale bien de ella.
De aquellos amigos de la universidad, poco a poco la lista se hará menor.
De un grupo de 30 o 40 amigos, acabarán quedando, para toda la vida 3 o 4.
Hacer Nuevos Amigos.
El hecho de que alguien no tenga muchos amigos no es algo que deba permanecer así.
El cultivar aficiones o asistir a alguna clase que nos interese es uno de los mejores medios para hacer amigos.
Una cosa maravillosa de la amistad, es que incluso la gente más tímida puede hacer amistad.
¡Con otros tan tímidos como ellos mismos!
Hacer nuevos amigos es… Abrir horizontes.
Si alguna vez algún amigo nos ha pagado mal, no significa que ocurra así con todo el mundo.
Lo peor que puede hacer cualquiera es cerrarse.
Las Amistades Cambian…
Un punto fundamental al entender la amistad, es que las personas ni somos perfectas y cambiamos poco a poco, es decir, que no siempre encontraremos un… ”Solo mejor amigo”
Habrá quien comparta con nosotros nuestras aficiones, otro quizá nuestros problemas, otro nuestros sueños.
Querer buscar que una sola persona llene todas nuestras necesidades de amistad es algo que podría llegar a ser una utopía.
Además…
¿Quién dijo que no se pueden tener varios amigos?
C o n c l u s i ó n.
“La amistad es tan importante para el desarrollo humano, su estabilidad y el mejoramiento de la sociedad que es un verdadero valor, que debemos cuidar y fomentar.”
Autor anónimo