Conversación con la Soledad
-”Me siento solo.”
-”¡Maravilloso! Una invitación para estar con la soledad. Deja de lado la palabra ‘soledad’. Siente cuidadosamente todas las sensaciones que surgen en el cuerpo, ¿dónde se sienten?”
-”En mi estómago. Como una sensación de vacío…”
-”Muy bien. Ahora deja de lado la palabra ‘vacío’. Ponte en contacto con lo que identificas realmente ahí “.
-”Se siente… algo vivo. Un hormigueo. Caliente.”
-”Sí. Muy bien. Quédate con eso.”
-”Se siente suave. Tierno. Un poco triste… siento algo como… la vida.”
-”Bueno. Quedémonos ahí un rato. Démosle a esas sensaciones el regalo de la atención, sin intentar cambiarlas. Permitamos que todos los pensamientos e imágenes vengan y después se vayan. ¿Qué más puedes identificar ahí, en donde te encuentras?”
-”Es algo raro. Como si se estuviera calmando. Hay más espacio alrededor de la soledad. Como si estuviera sostenida en… el espacio…”
-”¿Ese espacio se siente solo?”
-”No. Para nada. Se siente… íntimo. Cercano. Vivo.”
-”Entonces, ¿no se siente solo?”
-”No, en absoluto. Siento que puedo respirar de nuevo…”
Cuando dejamos de distraernos y nos sumergimos confiadamente dentro del corazón de cualquier sentimiento, positivo o negativo, correcto o incorrecto, redescubrimos la inmensidad del océano que somos. Cada sentimiento está hecho de una inteligencia indescriptible.
Jeff Foster
(Traducido por Tarsila Murguía)
Fuente: Emociones Atrapadas