sábado, 29 de junio de 2013

Eres como tu padre…


Hace unos meses leía un artículo sobre la maldición de los Douglas. Tres generaciones de actores con diferentes tipos de adiciones. El patriarca Kirk Douglas, padre de Michael, aseguró que “Nunca he sido hombre de una sola mujer”. Michael, el hijo mayor, después de separarse de su mujer, afirmaba que había sostenido más de 500 relaciones extraconyugales y reconoció su adicción al sexo y al alcohol. Joel, hermano menos de Michael, abandonó su carrera como actor en los años 90 y empezó su autodestrucción a manos de las drogas. En 2004 fue hallado muerto en su apartamento de Nueva York por sobredosis. Y el caso más reciente es el del hijo mayor de Michael, fruto de su relación con Diandra, Cameron que fue detenido por posesión y tráfico de drogas y actualmente se encuentra en prisión.

Es como si existiese algún tipo de hilo conductor que se transmite de padres a hijos de generación en generación sin que aparentemente podamos hacer algo por evitarlo, al igual que no podemos evitar heredar los ojos marrones de nuestro padre cuando nos habría gustado tener los ojos azules de nuestra madre.

Emociones Heredadas

Heredamos de nuestros padres rasgos físicos que nos asemejan a ellos, y con la “educación” vamos adquiriendo también sus creencias, valores y hábitos. Pero al hacer el trabajo de El Código de la Emoción, he observado que no solo heredamos lo que va en nuestro código genético. También heredamos de nuestros padres y antepasados determinadas emociones que viajan con nosotros de generación en generación. Asi por ejemplo, puedo haber heredado de mi padre una emoción de “Obstinación” que hará que digan que me parezco a mi padre en lo obstinada que soy. Puede que esta emoción venga de primera generación, es decir que sea una emoción atrapada de mi padre, fruto de alguna experiencia que vivió antes de que yo naciese y que me fue “transmitida” en el momento de la concepción. O puede que esa emoción sea de segunda, tercera, cuarta o más generaciones. Es decir que mi padre me la trasmitió a mi pero no es una emoción que él haya experimentado sino que recibió como yo de “herencia”. Imagina que tu bisabuelo paterno vivió la guerra y pasó hambre. Esas experiencias hicieron que tuviese momentos de gran impacto emocional que generaron emociones atrapadas por ejemplo de miedo. Esa emoción atrapada de miedo puede haberse transmitido a través de tu abuelo a tu padre hasta llegar a ti.

En mi trabajo personal con el código de la emoción he llegado a identificar emociones heredadas de hasta 50 generaciones hacia atrás. Y pueden darse bien por vía paterna o por vía materna.

La manera de identificar estas emociones es fácil. Basta con preguntar por emociones heredadas. Y la manera de liberarlas es igual que con el resto de las emociones atrapadas, manteniendo la intención en liberar esa energía e intensificando esa intención pasando el imán por el meridiano principal de la persona 10 veces ( en lugar de 3 veces que suele ser lo normal). La diferencia en el caso de las emociones heredadas es que cuando liberas esa energía en ti, estás liberando y limpiando esa misma energía en las generaciones a través de las cuales esa emoción llegó a ti. Es decir si la emoción es heredada de tu padre, cuando tu liberas esa energía, estás al mismo tiempo liberando esa energía en tu padre.
Al sanar yo, también estoy sanando a todos mis antepasados a través de los cuales esa emoción llegó a mi en linea ascendente. Y no sólo eso, al liberar esa energía en ti, estás rompiendo la cadena para futuras generaciones ya que al no tener ya esa energía no podrás pasársela a tus hijos. Parece magia pero es algo muy real. Un auténtico regalo.

Quizás esas emociones heradadas sean el origen de determinadas maldiciones que parecen cebarse con ciertas familias como los Douglas. O de ciertas adiciones que pasan de generación en generación.

Todos tenemos nuestro cupo de emociones heredadas, liberar esa energía no solo nos ayuda a nosotros librándonos de una energía que no nos pertenece, pero cuyos efectos sufrimos, sino que ayuda a todos los que nos precedieron y a los que nos sucederán.
Fuente: El Código de las Emoción