sábado, 12 de octubre de 2013

Construir su visión

Una razón de ser sin objetivo, es como un agricultor sin tierra, o un pintor sin pinturas de colores.

Saber quién eres tú, no es suficiente. Por esto, es preciso saber qué es lo que tú deseas; fijarte objetivos y trabaja para lograrlos.

Para elegir tus objetivos, comienza por hacer una lista completa de todos tus deseos. De todo aquello de lo que te arrepentirías, de no haber hecho, haber tenido, haber sido; si llegaras al final de tu vida sin haberlo realizado.

Sobretodo, no te preguntes si esta lista es razonable. Tampoco busques establecer orden de prioridades. Autorízate a soñar y has la lista más completa posible, el resto vendrá por añadidura.

Tus sueños y tus deseos sólo deben ser conocidos por ti. A todo lo largo de tu vida has pensado: “Eso no es posible; es preciso tener los pies sobre la tierra”.

Ha llegado el momento de dejar libre curso a tus deseos, los más locos y los más secretos. Si no lo logras, pregúntate: “Si, por magia, tuviese yo todos los poderes, todo el tiempo y todo el dinero necesario, ¿qué es lo que desearía hacer, tener, y ser?”

Al momento de hacer la lista, te preguntas ¿de cuánto tiempo de vida, dispones?. Cualquiera sea tu edad, eso, nadie lo sabe. Tus verdaderos límites temporales, están al interior de ti mismo. A cuántos años adelante, eres capaz, de imaginar tu futuro, es decir, ¿Cuál es tu horizonte, temporal, máximo?.

Si a pesar de todos tus esfuerzos, tu lista de deseos no sobrepasa de siete, es posible que hayas dejado dormir tus sueños, a fuerza de repetirte que no eran razonables. Ha llegado el momento de preguntarte: ¿Quién dice lo que es o no razonable?

Autorízate a soñar en grande, a imaginar locuras, sin ocuparte del “¿qué dirán?” Mientras más grande sea tu sentimiento de impotencia interior, más grande serán tus aspiraciones y más grandes tus realizaciones. A mayor desafío, mayor recompensa. Sé, sin razón y entonces, tu vida será fantástica.

Al momento de fijar tus objetivos, es importante, dejar de preguntarte “cómo” lograrás realizarlos. Si te formulas esta pregunta, encontrarás siempre tu visión como muy ambiciosa y la revisarás y le impedirás su curso. Date el permiso de emprender un objetivo más grande que tú! La forma como lograrás tus fines será quizá una total sorpresa para ti.

Tu primer objetivo es quizá, ganar mucho dinero. Recuerda entonces que tienes una misión que cumplir sobre la tierra para ser lo mejor de ti mismo. El dinero por el dinero, no ha constituido nunca una razón de ser. El dinero es sólo un símbolo de energía que permite satisfacer tus necesidades. Fijarse objetivos financieros es útil, con la condición de conservar en tu mente la forma cómo ellos contribuirán a tu razón de ser.

Otra trampa es confundir el símbolo con la experiencia buscada. Tener un buen caballo, una gran casa, un cuerpo esbelto, un viaje por el mundo, una carrera lograda, e incluso una relación amorosa o una experiencia espiritual, no constituyen un fin en sí mismo. Estos son medios para obtener algo, al interior de ti, una experiencia interna. Entonces, antes de fijarte un objetivo, pregúntate: “¿Cuál es mi mas profunda necesidad? ¿Cuál es la experiencia que deseo vivir?”

Así te das la posibilidad de ver tu necesidad satisfecha de forma distinta a la que habías pensado. Te das una referencia interna que te permite saber si has hecho la buena elección y si estas en camino a lograr tu objetivo.

Muchos sueños y deseos a la vez, no constituyen una visión, es por lo que requieres efectuar una selección y hacer una clara descripción del resultado final al cual aspiras. Comienza por eliminar lo que verdaderamente no quieres. Lo que has puesto ahí porque los otros lo tienen y porque no puedes ser menos que ellos.

Toma cada cosa y pregúntate si verdaderamente estas listo a trabajar por obtenerla. ¿Estas listo a pagar el precio de tu esfuerzo, trabajo, persistencia, todo esto estando profundamente feliz de hacerlo? Pero por sobretodo, pregúntate, para cada cosa, ¿De qué forma ella va en el sentido de tu razón de ser?.

Cuando hallas reducido tu lista a menos de una decena de deseos y los hayas clasificado por orden de importancia, según tu gusto, respóndete para cada uno de ellos, y como si ya estuviesen logrados, las siguientes preguntas: “¿Como sabría yo que este sí era mi objetivo?” “¿Cuál será el resultado final observable?” “¿Qué diría mi conciencia sobre mí?”, “¿Qué sentiré en ese momento?” Es esencial que esta descripción del resultado final sea la más precisa posible. Es esta descripción la que constituirá tu visión.

Tu visión comienza entonces como una imagen mental detallada de lo que quieres lograr en el futuro. Ella es comparable con imágenes vivientes que podrás consultar en tu espíritu a voluntad. La simple evocación de esta imagen tendrá el poder de despertar en ti una emoción positiva y ella te estimulará para hacer lo necesario por obtenerlo. Esta imagen será el tesoro que constituye el objeto de tu colección.

Lógicamente, no hay lugar para la duda en tu visión. Mientras más gusto y certeza, pongas en tu sueño, mayor será su poder de atracción. Mientras mayor precisión ahí pongas, menor tiempo gastarás en su logro.

Una vez que tu visión sea precisa en tu mente, escríbela, ilústrala con imágenes para guardarla en ti, y regresar a ella cuantas veces sea necesario.

De esta forma, tu visión quedará estable aunque la realidad diaria cambie. Cada palabra, cada imagen y cada sonido se gravará en tu inconsciente y se realizará con sorprendentes detalles si te centras en el tesoro que quieres lograr.

Cuando llegue el momento de pasar a la acción, es probable que no sepas por dónde comenzar. ¿Debes concentrarte en uno sólo y renunciar a los otros? ¿Puedes permitirte proseguir muchos deseos a la vez? No hay una sola buena respuesta a estas preguntas. Pero la experiencia muestra que tu eficacia máxima se da cuando persigues un solo objetivo a la vez, con todo tu corazón y toda tu energía. Pregúntate:“¿Si no pudiera realizar sino una cosa en lo que me resta de vida, cuál sería?” Toma entonces ese objetivo, realízalo y llévalo adelante. Los otros seguirán.

Durante este tiempo, es bueno que tu visión integre los dominios de tu existencia: tu vida intelectual, afectiva, económica, profesional, salud física, expresión de sí, y vida espiritual.

Esta integración supone que trabajes en más de un objetivo a la vez. Pero, en tu búsqueda de acciones a realizar, deberás siempre, ser capaz de poner en primer lugar, lo más importante para ti. Entonces tú, te re-encontrarás, haciendo lo necesario, sin esfuerzo y sin fatiga, sin prisa pero sin pausa, llevado por la alegría de seguir el camino que tu corazón ha elegido.

Toma los lazos suficientemente importantes, para que estos sean tu motivación, concéntrate en tu visión e implícate activamente en ella. No hay ningún otro secreto.

Guarda tus visiones para ti mismo. Cada uno cree imposible para los otros lo que cree imposible para sí mismo.

Atención!. Aquellos que quieren verte reducido a una visión limitada de ti mismo, son los “extingue-sueños”, los hechiceros negros en tu ruta.

Por último, recuerda siempre que EL VIAJE CUENTA MÁS QUE EL OBJETIVO. Es probable que tu existencia terrestre termine sin que hayas encontrado tu tesoro. Si tal sucede, deseo que hayas aprendido el inmenso valor que hay en el proceso que conduce al objetivo.

Si te place realizar tus objetivos en armonía con tu razón de ser, podrás aprender a desprenderte de los resultados. Pues el bienestar es un camino a recorrer, y no un objetivo o lugar en el cual ser.

Fuente: EPYA