jueves, 12 de diciembre de 2013

Llega un momento en que dejamos de preguntarnos

El Guerrero Espiritual vive la vida espontáneamente, dejando ir constantemente. La persona común y corriente quiere justificar las cosas. Quiere reconocimiento por lo que lleva a cabo y quiere culpar a alguien por lo que no sale bien. Si no puede encontrar una razón, inventarán una.

Así que, aquí está la clave: olvida tus razones; siempre serán perfectas. No significan nada. Las razones nos mantienen en un estado de contracción. No necesitas justificar tu vida. Sólo vive. Sé espontáneo y haz lo que tu corazón te mueva a hacer. No tienes que esperar que muchas cosas se ordenen de manera apropiada para relajarte. Sólo relájate. Qué simple es esto y sin embargo no lo hacemos… porque tenemos todas las razones para no hacerlo.

En algún momento dejamos de hacer preguntas y comenzamos solo a ser quienes somos espiritualmente – no nuestra personalidad que es la realidad aparente, sino el ser auténtico, el Espíritu interior, el que nunca pereció.

Las personas por lo general andan tras la experiencia de algo más que de la información.

Si puedes traer una experiencia a la gente que le muestre una manera de expandir el alcance de su creatividad, estarás comunicando con éxito.

Cuando estás bajo la ley, la gente se acercará a ti para aplicar la ley con acusaciones de tu mala conducta, acusaciones de tus errores y acusaciones de lo terrible que eres. Se supone que ellos sean los puros. Pero es más probable que aquellos que no se acerquen a ti sean los puros; ve con ellos y deja tranquilos a los otros.

Bajo la gracia, descubrirás que se dice: “Oh Señor, he venido a hacer Tu voluntad. Tu ley está escrita en mi corazón”, no es en mi cabeza o en las bocas de mis enemigos.

“Como un hombre piensa, se vuelve así en su corazón.” Esa es una de las razones por las que se ha dicho “no juzguéis”.

- John-Roger