jueves, 23 de abril de 2015

10 Tips

1. No te preocupes de las actividades humanas, el preocuparse en lo menos productivo.

2. Que no te venza el miedo. La mayor parte de las cosas a las que tememos, nunca suceden.

3. No guardes rencor. El rencor es una de las cargas más pesadas de la vida.

4. Enfrenta cada problema según llegue. De todos modos, sólo puedes manejarlos uno a uno.

5. No te lleves los problemas a la cama. Son malos compañeros del sueño.

6. No tomes prestado los problemas de los demás. Ellos pueden manejarlos mejor que tú.

7. No revivas el ayer. El ayer ya se ha ido para siempre. Concéntrate en lo que está pasando en tu vida y se feliz ahora.

8. Se un buen oyente. Sólo cuando escuchas, obtienes ideas diferentes a las que tienes.

9. No te dejes vencer por la frustración. La autocompasión sólo interfiere con las acciones positivas.

10. Cuenta tus bendiciones. Más no olvides las pequeñas. Muchas bendiciones pequeñas hacen una grande.

Desconozco a su autor

miércoles, 22 de abril de 2015

La actitud

Cuanto más amo, más compruebo el impacto de mi actitud en la vida.

La actitud es a menudo más importante que los hechos.

La actitud es más importante que el dinero.

La actitud es más importante que el pasado.

La actitud es más importante que las circunstancias.

La actitud es más importante que los fracasos o los éxitos.

La actitud es más importante que lo que la otra gente piensa, dice o hace.

La actitud es más importante que la habilidad física, o capacidad mental.

La actitud puede destruir una compañía... una asociación... o un hogar...

Lo notable es que tengo una opción todos los días, con respecto a la actitud que abrazaré para ese día.

No puedo cambiar el pasado.

No puedo controlar el futuro.

No puedo controlar cómo actuará otra persona.

La única cosa que puedo hacer es controlar mi propia actitud.

Estoy convencido de que la vida es 10% lo que me sucede, y 90% cómo reacciono a ello.

Me doy cuenta de que todo depende de mí, porque yo estoy a cargo de mi actitud.

Charles Swindoll


martes, 21 de abril de 2015

El éxito

El éxito no tiene que ver con lo que mucha gente se imagina.

No se debe a los títulos nobles y académicos que tienes,
ni a la sangre heredada,
ni al colegio o la universidad donde estudiaste.

No se debe a las dimensiones de tu casa o
a cuantos carros quepan en tu garaje.

No se trata de si eres jefe o subordinado;
o si eres miembro prominente de clubes sociales.

No tiene que ver con el poder que ejerces
o si eres un buen administrador o hablas bonito,
si las luces te siguen cuando lo haces.

No es la tecnología que empleas.

No se debe a la ropa que usas,
ni a los grabados que mandas bordar en tu ropa,
o si después de tu nombre pones unas siglas
deslumbrantes que definen tu estatus social.

No se trata de si eres emprendedor,
hablas varios idiomas,
si eres atractivo, joven o viejo.

El éxito...

se debe a cuánta gente te sonríe,
a cuánta gente amas y
a cuántos admiran tu sinceridad y
la sencillez de tu espíritu.

Se trata de si te recuerdan cuando te vas.

Se refiere a cuánta gente ayudas,
a cuánta evitas dañar
y si guardas o no rencor en tu corazón.

Se trata de que en tus triunfos estén incluidos tus sueños.

De si tus logros no hieren a tus semejantes.

Es acerca de tu inclusión con otros,
no de tu control sobre los demás.

Es sobre si usaste tu cabeza tanto como tu corazón,
si fuiste egoísta o generoso,
si amaste a la naturaleza y
a los niños y
te preocupaste de los ancianos.

Es acerca de tu bondad,
tu deseo de servir,
tu capacidad de escuchar y
tu valor sobre la conducta.

No es acerca de cuántos te siguen
si no de cuántos realmente te aman.

No es acerca de transmitir,
sino cuántos te creen
si eres feliz o finges estarlo.

Se trata del equilibrio de la justicia
que conduce al bien tener y al bien estar.

Se trata de tu conciencia tranquila,
tu dignidad invicta y
tu deseo de ser más, no de tener más.

¡Esto es éxito!

Anónimo