Nuestra credibilidad, la unión familiar, las amistades verdaderas, la felicidad, la armonía en nuestras relaciones, nuestra paz interior, las habilidades, los talentos, nuestra creatividad, las actitudes que asumimos frente a las adversidades, el tomar decisiones apropiadas, amar lo que hacemos y hacer bien nuestro trabajo, cuidar los recursos que poseemos, aportar al mundo los dones que hemos recibido, resolver nuestros propios problemas sin esperar que otros nos los resuelvan, crecer como personas, disfrutar con las cosas sencillas de la vida, son aspectos que no nos proporciona el dinero y que, sin embargo, determinan cuán prósperos somos en nuestra vida.
Hay que aprender a diferenciar entre tener y ser… y aprender a tener. Tener riqueza es un estado temporal. Ser ricos es vivir permanentemente una cultura de prosperidad siendo consciente de los recursos que se poseen, manejarlos adecuadamente y mantener una actitud positiva hacia la vida.
Aprender a Tener es comprender que aunque no tengamos dinero, no somos pobres.
Aprender a Tener, es colocar por encima del dinero, la vida, dignidad, valores y principios con que nos guiamos.
Aprender a Tener es reconocer que con dinero podemos hacer muchas cosas, y sin dinero, también podemos hacer otras tantas cosas con las cuales transformamos el mundo y hacemos de él un lugar mejor para vivir.
Aprender a Tener significa sacrificar el dinero por los valores que tenemos, en lugar de sacrificar los valores que tenemos por dinero.
Aprender a Tener es administrar con ética y sabiduría, los recursos recibidos (personales, sociales, ambientales), de tal manera que los mantengamos, cuidemos e incrementemos, generando desarrollo y dejando huella.
Ideas del curso:
"Pautas para dar formación financiera a los niños"
María Inés Sarmiento Díaz
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