Haz una lista de los aspectos positivos que posees: cuáles son tus puntos atractivos, tus dones, tus capacidades…
Y cuando elabores esta lista, es importante que lo hagas como si no fueses tú la persona que pone los calificativos sino un buen amigo que te conoce bien.
Cuando te comparas y quieres ser como otro, pierdes tu singularidad. Aunque creas que no tienes un don especial que te haga interesante, siempre habrá algo en que te destaques, que te gusta y que son útiles para ti y para los demás.
Recuerda que nadie es perfecto, pero cada persona es única en el mundo.
Úrsula Oberst (Picoterapeuta – coautora del libro “Estilos de vida”)
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