Eso de "más vale tarde que nunca" no vale para el caso de la puntualidad. Las personas son puntuales o no lo son... Pequeños detalles para tener en cuenta y no quedar mal nunca.
La puntualidad es una norma básica de educación. No se puede ser más o menos puntual, debemos ser puntuales siempre. La puntualidad debe estar presente tanto en el trabajo como en la vida social: no se puede llegar tarde a una reunión de trabajo, ni tampoco a una cena, por mucha confianza que tengamos con el anfitrión.
La puntualidad rige tanto para el invitado como para el anfitrión:
Así como el invitado no puede llegar tarde a una cena, tampoco el anfitrión puede recibir a los invitados sin tenerlo ya todo dispuesto.
No le pida a un invitado que vaya cortando el pan, ni a otro si no le importaría ir a comprar el hielo. Tampoco reciba a sus invitados a medio vestir, con la mascarilla en la cara...
Retrasarnos es tan malo como llegar antes de tiempo (incluso puede que esto sea peor): Si le han citado a las 10 de la noche, por favor no se presente a las 9,30 y "pille" a la señora de la casa todavía con los ruleros puestos.
Algunos opinan que lo cortés es llegar con un retraso de unos 15 minutos, dándole margen a los anfitriones por si fueran retrasados. Esta opinión es discutible, pero, en todo caso, nunca más tarde de un cuarto de hora. Sea consciente de que por su tardanza se puede enfriar o arruinar las delicias que ha preparado la anfitriona.
Cuando se organiza una comida o cena en casa se suele dar media hora de cortesía a los invitados. Así, mientras van llegando los primeros se ofrece un aperitivo, dando tiempo a los más rezagados para que se vayan incorporando. Pasada la media hora se pedirá a los invitados que pasen a la mesa. No haga esperar a todo el mundo por culpa de un amigo tardón.
Si la cita es en un restaurante, se esperará a los invitados en la barra o sentados en la mesa. Se podrá tomar una bebida, pero no comience ya a picar.
Si, por un imprevisto, uno va a llegar tarde a una cita o reunión, si el retraso supera los 15 minutos es inexcusable llamar por teléfono. Discúlpese, explique los motivos del retraso, indique cuando piensa que puede llegar y pida a los anfitriones que vayan empezando, que ya se incorporará usted más tarde. Cuando llegue, discúlpese nuevamente de los anfitriones y a continuación del resto de invitados.
Por último, si es usted el anfitrión y uno de sus invitados se retrasa una eternidad, sin llamar para dar explicaciones, arruinándole la cena y la velada, originando un conflicto familiar... cuando aparezca por esa puerta, no empiece a bombardearlo a preguntas por su demora ni tampoco lo ponga en evidencia delante de los demás invitados, simplemente pregúntele si el café lo toma sólo o con un poco de leche; ya habrá tiempo para las explicaciones...
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