Yo soy el director de esta orquesta, aunque no pueda tocar todos los instrumentos, tengo la batuta.
Yo soy el protagonista de mi propia vida, aunque no soy el único actor de mi película.
Autodependencia significa dejar de colgarme del cuello de los otros. Puedo necesitar su ayuda en algún momento, pero mientras sea yo quien tenga la llave, esté la puerta cerrada o abierta, nunca estoy encerrado.
Autodependencia significa contestarse las 3 preguntas esenciales básicas, y en este orden:
- Quién soy
- Adónde voy
- Con quién
Cuidado con tratar de decidir adónde voy según con quién estoy. Cuidado con definir quién soy a partir de quién me acompaña.
Para saber quién soy, hace falta poder escuchar. Cuanto más te muestre de mí y más te escuche, más voy a saber de mí. Y cuanto más sepa de mí, de mejores maneras voy a estar a cargo de mi persona y menos dependiente seré del afuera. Solamente si me conozco voy a poder transitar el espacio de aportarte lo mejor que tengo.
Para autodepender, voy a tener que pensarme a mí como el centro de todas las cosas que me pasan y no dejarme manipular. He de tener la capacidad de defender el lugar que ocupo y la persona que soy, de tener fuerzas para no dejar de ser el que soy para complacer a otros. He de afirmarme en mis decisiones, tener criterio propio y cuidar mis espacios de invasores y depredadores. He de tener el coraje de ser quien soy.
No nos vamos a quedar sin posibilidad de amar a los otros si nos amamos a nosotros mismos.
Para poder ayudarte, pedirte, ofrecerte, para poder darte lo que tengo para darte y poder recibir lo que tú tengas para darme, primero voy a tener que conquistar este lugar, el lugar de la autodependencia.
Voy a tener que concederme a mí mismo algunos permisos para permitirme ser auténticamente quien soy:
- Permiso de estar y de ser quien soy, en lugar de creer que debo esperar que otro determine dónde yo debería estar o cómo debería ser.
- Permiso de sentir lo que siento en vez de sentir lo que otros sentirían en mi lugar
- Permiso de pensar lo que pienso y también el derecho de decirlo, si quiero, o de callármelo, si es que así me conviene
- Permiso de correr los riesgos que yo decida correr, con la única condición de aceptar pagar yo mismo los precios de esos riesgos
- Permiso de buscar lo que yo creo que necesito del mundo, en lugar de esperar que alguien me dé el permiso para obtenerlo
Somos cómplices obligados de todo lo que nos sucede porque de una manera o de otra hemos elegido.Y siempre hay un precio que pagar. Pero precisamente porque es mi decisión es que tiene mérito. Mi historia personal puede condicionar mi elección, pero no me quita la posibilidad de elegir, ahí está mi libertad y soy responsable de mis elecciones.
Es importante empezar a darnos cuenta que nuestra relación con el mundo, con los demás en realidad es hacer cosas "con" los otros. Y que este "con el otro" es autónomo, que depende de nuestra libre decisión de hacerlo.
Que no hago las cosas por ti y que por eso no me debes nada.
Que no haces las cosas por mí y por eso no te debo nada.
Que en todo caso, hacemos las cosas juntos. y estamos alegres por eso.
Aprender a caminar juntos será nuestro nuevo desafío…
El amor concede, empuja, fomenta que aquellos a quienes yo amo transiten también espacios cada vez menos dependientes. No intentaré que me temas, ni que me odies, ni que me necesites, ni me haré la víctima para que me tengas lástima… me conformaré con que me quieras o no. Y en todo caso, si no me quieres, no te angusties por mí… siempre habrá alguien capaz de quererme…
Resumen del libro:
"El camino de la autodependencia"
Jorge Bucay
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