Perdónate, perdona......
El perdón no es una rendición sino una decisión consciente de dejar de guardar rencor abandonando la determinación de tomar represarías. El perdón es un acto de creación y se puede otorgar de muchas y muy variadas maneras que surge de la aceptación del otro y de uno mismo, es así mismo absolutamente necesario para mantener un estado de salud óptimo no solo emocional sino espiritual y física. El rencor desencadena una serie de reacciones fisiológicas nefastas para la salud si se mantienen en el tiempo y no se transmutan adecuadamente.
Según la Doctora Clarissa Pinkola Estés, existen cuatro fases del perdón
- Apartarse- Dejar correr.
Esto no quiere decir que haya que pasarlo por alto sino que se ha de adquirir la habilidad y la fortaleza que nos permita distanciarnos del asunto durante algún tiempo.
- Tolerar- Abstenerse de castigar.
Esto es, contemplar la situación con cierta benevolencia, con aceptación, poniéndose en el lugar del otro e intentando sentir las razones que lo llevaron al acto que nos afecta. El hecho de abstenerse de aplicar castigos innecesarios fortalece la integridad de la acción y del alma.
- Olvidar-Arrancar el recuerdo.
No pensar, aflojar, soltar la presa sobretodo de la memoria. Practicar el olvido consciente lo cual no borra el recuerdo pero si entierra las emociones que lo rodean.
- Perdonar- Dar por pagada la deuda.
El perdón es la culminación de todo lo precedente. Una forma muy profunda de perdón consiste en no excluir al otro, ignorarlo o mantener actitudes falsas o condescendientes.
¿Cómo saber si se ha perdonado?
Hemos perdonado cuando logramos compadecernos de las circunstancias en lugar de sentir cólera. Nos olvidamos dulcemente de todo cuanto se tenía que decir al respecto. Comprendemos el sufrimiento que dio lugar a la ofensa. Nos sentimos liberados y en situación de recomenzar.
Teresa Delgado Duque
(Inspirado en "Mujeres que corren con lobos de Clarissa Pinkola Estés)
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