viernes, 31 de mayo de 2013

La felicidad

Si queremos crear felicidad en nuestras vidas,
debemos aprender a sembrarlas.

Un político, un empresario y un intelectual visitaron
al sabio Lao Tsé. Habían oído que era feliz.

Al verle, los tres sintieron que su presencia emanaba
armonía, paz y serenidad.

-“¿Acaso tienes poder sobre otros hombres?”, le preguntó el político.

Lao Tsé negó con la cabeza.

-“El único hombre del que soy dueño es de mí mismo”.

El empresario intervino:

-“¿Acumulas riquezas materiales?”.

El sabio volvió a negar.

-“Lo único que tengo son estas ropas que llevo puestas”.

El intelectual añadió:

-“¿Has alcanzado todo el conocimiento que los eruditos anhelan poseer?”.

Lao Tsé negó con la cabeza por tercera vez.

-“El único conocimiento que atesoro es el que me brinda mi experiencia”.

Desconcertados, los tres hombres preguntaron:

-“Y entonces, dinos: ¿cuál es la causa de tu felicidad?”.

El sabio sonrió: “La verdadera felicidad no tiene ninguna causa.
Estoy vivo, y es lo único que necesito para ser feliz”.

Lao Tsé
“Anatomía de la codicia”


Todo lo que necesito es amor

La mayoría de nosotros, en algún punto hemos tenido dificultades
con el amor. Puede ser que nos hayan roto el corazón,
o que nos hayamos vuelto adictos a él, o simplemente
no lo hemos sentido. Pero no importa lo que podamos decirnos,
no importa lo duro que nuestro corazón se vuelva a veces,
no podemos escapar de la verdad: necesitamos amor
y necesitamos darlo.
No permitas que la aparente simplicidad del amor te impida
ver su importancia. Esta semana, el Zóhar nos da
dos lecciones asombrosamente bellas:

La capacidad para amar y la calidad de nuestro amor
son un regalo de la Luz del Creador.
Cuanto más utilizamos nuestro amor con una actitud positiva
y de compartir, más amor se nos da para compartir.
Por otro lado, si utilizamos el amor de una forma egoísta
y negativa, entonces nuestra capacidad para amar disminuirá.
Si entiendes y practicas estas lecciones, no sólo incrementarás
la cantidad y la calidad del amor que tienes en tu vida,
sino también la cantidad de amor que es revelada en el mundo.
El Zóhar nos deja claro que debemos perseguir y encontrar
todas las oportunidades para compartir nuestro amor.
Otro secreto poderoso sobre el amor es que cada uno de nosotros
influye cuánto se abren y se cierran los canales de amor
para el mundo. Cuando no amamos o cuando utilizamos
nuestro amor para manipular o castigar, estamos disminuyendo
el amor que hay en el mundo.
Nuestras acciones importan. Todo está conectado.
Es importante apreciar nuestro poder, y lamentablemente
la mayoría de nosotros lo subestimamos.
Los efectos de nuestras acciones en este mundo físico penetran
en los mundos espirituales. A medida que nuestras acciones
reverberan por los Mundos Celestiales, su resonancia se vuelve
cada vez más fuerte, de forma similar al Efecto Mariposa.
En 1972, los científicos explicaron el asombroso fenómeno
de que el acto más pequeño en un lugar puede tener un efecto enorme
en el otro lado del mundo (su ejemplo era el de una mariposa
que bate sus alas en Brasil y causa un tornado en Texas).
Los kabbalistas han conocido este fenómeno desde hace
más de 4000 años. Pero ellos lo llevan aún más lejos:
una acción espiritual aparentemente pequeña,
un simple acto de compartir, puede hacer que se revele
una cantidad tremenda de Luz en el mundo.
Lamentablemente, debido a que nuestros sentidos están limitados
a ver sólo en esta dimensión física, subestimamos enormemente
el efecto positivo de nuestras acciones y especialmente
de las acciones aparentemente pequeñas.
Necesitamos recordarnos constantemente que nuestro poder
es mucho mayor de lo que nos permitimos creer
y que el efecto positivo de nuestras acciones
–sean grandes o pequeñas– es mucho mayor que lo que podemos imaginar.
Una cosa es cierta sobre el mundo actual:
no se comparte suficiente amor entre las suficientes personas,
y todos debemos asumir la responsabilidad y reconocer
que participamos en esto.
Todo lo mejor,

Yehuda Berg


jueves, 30 de mayo de 2013

El amor

El amor hay que aprenderlo; es el mayor arte que existe.
Aprende a amar.
Un gran amante siempre está dispuesto a dar amor
y no se preocupa si se lo devuelven o no.
Siempre es devuelto, esa es la naturaleza de las cosas.
Es como si vas a las montañas y cantas una canción,
y los valles responden.
¿Has visto un sitio con eco en las montañas,
en las colinas? Gritas y los valles gritan, o cantas
y los valles cantan. Cada corazón es un valle.
Si viertes tu amor en él, responderá.

La primera lección del amor es no pedir amor,
sino simplemente darlo. Da siempre.

Tu simplemente da y ya vendrá.

El amor tiene su propia felicidad intrínseca.
Sucede cuando amas. No hay necesidad de esperar el resultado.
Simplemente, empieza a amar.
Poco a poco verás que mucho más amor viene a ti.
Tan sólo amando uno ama y llega a saber lo que es el amor.
Igual que uno aprende a nadar nadando, amando uno ama.

No pierdas ninguna oportunidad de amar.
Incluso paseando por la calle puedes ser amoroso.
Incluso con un mendigo puedes ser amoroso.
No es necesario que tengas que darle algo;
puedes sonreir, al menos. No cuesta nada,
pero tu sonrisa misma abre tu corazón,
hace que tu corazón esté más vivo.

Toma a alguien de la mano, un amigo o un extraño.
No esperes pensando que sólo amarás cuando aparezca
la persona apropiada. Entonces la persona apropiada
no aparecerá nunca. Sigue amando. Cuando más amas,
mayor es la posibilidad de que aparezca la persona adecuada,
porque tu corazón comienza a florecer.
Y un corazón en flor atrae a muchas abejas, a muchos amantes.

Así que nunca confundas el amor con alguna otra cosa.
Si el amor es realmente amor…
¿A qué me refiero cuando digo “realmente amor”?
Quiero decir que con sólo estar en presencia del otro
te sientes feliz de repente, con sólo estar juntos
te sientes en éxtasis, la mera presencia del otro
llena algo profundo en tu corazón…
Algo empieza a cantar en tu corazón, entras en armonia.
La mera presencia del otro te ayuda a serenarte.
Te vuelves más individual, más centrado con los pies
más en el suelo. Entonces, eso es amor.

El amor no es una pasión, el amor no es una emoción.
El amor es una profunda, comprensión de que alguien,
de alguna manera te completa.
Alguien hace de ti un círculo completo.
La presencia del otro realza tu presencia, el amor
te da libertad para ser tú mismo; no es posesión.

Así que observa. Nunca pienses que el sexo es amor;
si no, serás engañado. Permanece alerta, y cuando empieces
a sentir con alguien que su presencia, su mera presencia
-nada más, no se necesita nada más; no pides nada-,
sólo su presencia, sólo lo que el otro es,
es suficiente para hacerte feliz…
algo empieza a florecer en ti, mil y un lotos florecen…
entonces estás enamorado, y entonces puedes pasar
por todas las dificultades que crea la realidad.
Muchas angustias, muchas ansiedades, serás capaz
de pasar por todas ellas, y tu amor florecerá más y más,
porque todas esas situaciones se volverán desafíos,
y tu amor, al superarlos, se hará más y más fuerte.

El amor es eternidad. Si está ahí, entonces sigue
creciendo y creciendo.
Conoce el principio pero no conoce un fin…

Osho


Los seres humanos

Los seres humanos quieren siempre
lo contrario de lo que siempre anhelaron.
Tienen prisa por crecer,
y después suspiran por la infancia perdida.
Se dejan la salud para tener dinero,
y luego se dejan el dinero para tener salud.
Piensan con tal ansiedad en el futuro
que descuidan el presente, y así,
no viven ni el presente ni el futuro.
Viven como si jamás fuesen a morir,
y mueren como si jamás hubiesen vivido.

Paulo Coelho


miércoles, 29 de mayo de 2013

El éxito

El éxito está en la continuidad del esfuerzo
de quien aspira a más.
El camino hacia el éxito está siempre en construcción.
Es un proceso permanente y no una meta que se deba alcanzar.
El poder definitivo consiste, en ser capaz de crear
los resultados que uno más desea, generando al mismo tiempo
valores que interesen a otros.
El poder verdadero se comparte, no se impone.
Es la acción lo que da consistencia a todo éxito sobresaliente.
La acción, y sólo ella, produce resultados.
El conocimiento no es más que poder en potencia,
excepto cuando recae en manos de quien sabe
como conducirse a sí mismo, para actuar con eficacia.
Desarrollamos una comunicación interna,
constituida por las cosas que nos representamos,
decimos y sentimos en nuestro fuero interno.

Experimentamos la comunicación externa, con el mundo exterior.
Todas las comunicaciones ejercen algún tipo de efecto,
sobre nosotros mismos y sobre los demás.

La comunicación es poder y quienes han alcanzado el dominio
eficaz de aquélla están en condiciones de modificar
su propia experiencia del mundo y la experiencia
que el mundo saca de ellos.
El dominio que usted tenga, de la comunicación
hacia el mundo externo, determinará su grado de éxito
con los demás.
Pero, lo que es más importante, el grado de éxito
que usted perciba interiormente es el resultado directo
de cómo se comunica usted consigo mismo.
Lo que uno percibe no es el resultado de lo que le ocurre
en la vida, sino de la interpretación que da a lo que le ocurre.
La calidad de vida no está determinada por lo que nos ocurre,
sino por lo que hacemos ante lo que nos ocurre.
Usted es la única persona que puede decidir cómo quiere sentir
y actuar, en función de cómo haya elegido percibir su existencia.
Nada tiene sentido, excepto el que nosotros mismos le demos.
Uno no «cae» en una depresión sino que la crea,
lo mismo que cualquier otro «resultado» de la vida.
El que se siente deprimido está contemplando su vida
de una manera particular, y se dice ciertas cosas a sí mismo
con una cierta entonación precisa, y adopta una postura
específica y un ritmo de respiración típico.

Cuando uno quiere sentirse deprimido, suele ser útil
dejar caer los hombros y mirar con frecuencia al suelo;
hablar con un tono de voz tristón e imaginar que le ocurren
a uno las peores situaciones también contribuye mucho.
Se necesita un esfuerzo para crear una depresión.
Sin embargo, algunas personas han creado ese estado
tan a menudo que les resulta sumamente fácil producirlo
y adoptar dicho estilo de comunicación como su modo
de vida natural y acaban por encontrarlo cómodo
al identificarse con ese estado.
El proceso de modelado es el camino de la excelencia.
Significa que si veo que alguien en el mundo consigue
un resultado que yo deseo, yo también puedo producir lo mismo
si estoy dispuesto a pagar el precio correspondiente
en tiempo y esfuerzo.
Si lo que quiere obtener es el éxito, debe encontrar la manera
de modelar su conducta sobre la de los triunfadores conocidos,
averiguar lo que hicieron, cómo utilizaron su cerebro
y su cuerpo para alcanzar los resultados que uno desea;
lo que hace falta son modelos de excelencia.
Para modelar la excelencia es preciso convertirse
en un detective, un investigador, en alguien que plantea
preguntas interminables y que persigue todas las claves
de aquello que produce la excelencia.
Nuestra conducta es el resultado del estado en que nos encontramos.
Siempre procuramos hacer lo mejor con los recursos
de que disponemos, pero a veces somos nosotros mismos
los que nos hallamos carentes de recursos.

El tipo de comportamiento que las personas producen es consecuencia
del estado en que se hallan; lo que hagan concretamente
partiendo de dicho estado depende de sus modelos del mundo.
La mayoría de las personas hacen muy poco para dirigir
conscientemente sus estados.

Se levantan deprimidos o con buen pie; una buena mañana
los anima, o una mala los hunde.
Lo que distingue a la gente es la eficacia
con que invocan sus recursos.

El estado de uno contiene un poder impresionante
y uno puede controlarlo.
No es forzoso vivir entregado al azar de los acontecimientos.

Anthony Robbins


Chispitas

Nunca fallamos porque somos demasiado buenos,
sólo porque no somos lo suficiente.

El reconocer el fracaso inteligentemente es
el primer paso hacia la construcción del éxito.

Reconoce el éxito dando las gracias
y construirás más éxito sobre él.

Tú puedes tener en la vida cualquier cosa que
realmente quieras, pero debes estar preparado
para asumir las responsabilidades que van con ellas.

Para resolver cualquier problema,
elévate un poco en conciencia.
Orar por inspiración es tan importante
como sanar una condición.

Cuando resistes una dificultad,
te opones a ella y ésta te golpea de vuelta.

No luches con el error, reconoce que no está allí.
Primero la paz mental y todo lo demás vendrá por añadidura.
Dios está listo en el momento en que tú lo estás.

Emmet Fox


martes, 28 de mayo de 2013

¿Tienes Metas?

Son las metas las que nos hacen seguir adelante.
¿Te has dado cuenta de que te sientes más feliz
en mitad de un proyecto que al finalizarlo?
¿Has observado que cuando concluyes un proyecto,
te abocas a buscar uno nuevo?

Por naturaleza establecemos metas.
No podemos vivir sin ellas, al menos, no por mucho tiempo.
Por lo tanto, si todavía no has establecido tus metas,
no tardes en hacerlo. No importa tanto la meta,
sino el hecho de tenerla.
Algunas personas se las ingenian para posponer
continuamente aquello que les gustaría hacer en la vida,
Como no están totalmente seguras de que la meta
que tienen en mente sea la que más les conviene,
¡nunca hacen nada!

La “presesión” es el principio por el cual,
al buscar una meta invariablemente obtenemos muchas más cosas.
Lo importante no es el solo hecho de alcanzar la meta,
sino aprender y perfeccionarnos en el proceso.
Los logros que obtengas al perseguir tus metas
no tienen mayor importancia.
Lo que realmente interesa es en qué te transformaste.
Cuando te empeñes por alcanzar una meta, vale la pena
que recuerdes cómo operan las cosas en este planeta.
Nada se mueve en línea recta.
Ninguna meta se alcanza sin antes haber librado diversos obstáculos.

Andrew Matthews


El coraje

“El coraje no es la ausencia de temor, sino más bien considerar que aquello que deseamos alcanzar es mucho más importante que el temor que sentimos”
Y de eso se trata el amor.
De soltar los miedos y dejarlos ir para dar paso a todo aquello que anhelamos en la vida. Y para ir en busca de aquello que amamos es necesario estar abiertos a los cambios.
La vida es una eterna elección y los deseos más profundos que residen en nuestro corazón están allí para ser realizados.
Siempre se corre riesgos, pero es parte de esta historia que se llama vida.
No podemos evitar las penas o el dolor, si podemos evitar quedarnos atados a una pena.
Dolor es no haberlo intentado, la pena es no haber dejado todo lo que teníamos para dar en ese amor que profesamos.
Cuando amas verdaderamente a alguien puedes navegar lejos de tu puerto sin mirar lo que has dejado atrás porque lo que te espera allí, adelante es lo que te hará feliz y es lo que has elegido y por el cual estás dispuesto a jugarte, pero hay que amar profundamente para darse por entero .
Y cuando uno ama, se ama a la vida y esa vida se expresa en cada sonrisa que nos regalan, en la calidez que nos brindan esos brazos en un abrazo profundo.
La vida se expresa en el ser que amamos y está allí esperándonos para que la exploremos, para que la hagamos parte de nuestros sueños, para descubrirla y amarla tal cual es.
No importa cuanto caminamos, importa si al caminar dejamos huellas profundas de amor en el otro.
Jugarse por aquello que amamos nos dignifica la vida, el amor nos dignifica, el amor nos hace íntegros y que lindo es sentirse vulnerable cuando uno ama…. porque entonces quiere decir que soltaste tus velas y te entregaste en cuerpo y alma, te despojaste de tus miedos y abrazaste al amor.
Cuando amas… entonces ríes, entonces anhelas, abrazas a la vida, también lloras, lloras ausencias, lloras caricias, lloran tus necesidades, necesidad de ver, de sentir, de estar con el otro.
Se llora amor porque el amor lo abarca todo, aún el dolor más profundo encierra en si un amor muy profundo.
No duele lo que se pierde si antes no lo has amado.
De eso se trata la vida, de vivir en plenitud cada sentir, de no ser meros espectadores sino de ser protagonistas de aquello que hemos elegido amar.
Y se corren riesgos, pero vale la pena haberlos corrido si al mirar atrás ves dos pares de huellas que hicieron camino al andar, y sentirás plenitud al saber que has amado y te han amado.


lunes, 27 de mayo de 2013

La comunicación

Una buena comunicación puede hacer la diferencia entre una vida feliz
o una vida llena de problemas.
La comunicación es indispensable para procurar y mantener
las buenas relaciones en todos los ámbitos de nuestra vida,
particularmente en la familia, el trabajo y con las personas
más cercanas a nosotros. Aún así enfrentamos desacuerdos
y discusiones sin sentido, provocando -en ocasiones-
una ruptura en las relaciones con los demás.
Entender y hacerse comprender, es un arte que facilita la convivencia
y la armonía en todo lugar.
Con facilidad podemos perder de vista que la comunicación
entra en el campo de los valores. Precisamente cuando hay problemas
de comunicación en el trabajo, con la pareja, con los hijos
o con los amigos se comienza a apreciar que una buena comunicación
puede hacer la diferencia entre una vida feliz
o una vida llena de problemas.

El valor de la comunicación nos ayuda a intercambiar de forma efectiva
pensamientos, ideas y sentimientos con las personas que nos rodean,
en un ambiente de cordialidad y buscando el enriquecimiento personal
de ambas partes.

No todas las personas con una magnífica y agradable conversación
poseen la capacidad de comunicarse eficazmente, en muchos de los casos
transmiten anécdotas y conocimientos producto de la experiencia,
la información y las vivencias que han tenido, pero con el defecto
de no dar la oportunidad a que otros se expresen
y compartan sus puntos de vista. En si, esto no es malo,
pero se debe tener cuidado de no caer en excesos.

Queda claro que comunicar no significa decir, expresar o emitir
mensajes (para eso están los medios de información),
por el contrario, al entablar un diálogo con los demás,
tenemos la oportunidad de conocer su carácter y manera de pensar,
sus preferencias y necesidades, aprendemos de su experiencia,
compartimos gustos y aficiones… en otras palabras: conocemos
a las personas y desarrollamos nuestra capacidad de comprensión.
Sólo así estaremos en condiciones de servir al enriquecimiento
personal de quienes nos rodean.

La buena comunicación tiene algunas características
que todos conocemos: escuchar con atención, no acaparar la palabra,
evitar interrumpir, utilizar un lenguaje propio y moderado,
lo cual demuestra educación y trato delicado hacia las personas.
Pero este valor tiene elementos fundamentales e indispensables
para lograr una verdadera comunicación:

- Interés por la persona. Cuántas veces nuestra atención total
está reservada para unas cuantas personas, nos mostramos atentos
y ávidos de escuchar cada una de sus palabras. Por otra parte,
los menos afortunados se ven discriminados porque consideramos
su charla como superficial, de poco interés o de mínima importancia.
Pensemos en los subordinados, los hijos o los alumnos
¿Realmente nos interesamos por sus cosas, sus problemas y conversaciones?

Toda persona que se acerca a nosotros considera que tiene algo
importante que decirnos: para expresar una idea, tener una cortesía
o hacer el momento más agradable; participarnos de sus sentimientos
y preocupaciones; solicitar nuestro consejo y ayuda…

- Saber preguntar. A pesar del esfuerzo por expresar las cosas
con claridad no siempre se toman en el sentido correcto
(y no hablamos de malas intenciones o indisposición).
Recordemos con una sonrisa en los labios, como después
de una breve discusión llegamos al consenso de estar hablando
de los mismo pero en diferentes términos.
Las causas son diversas: falta de conocimiento y convivencia
con las personas, distracción, cansancio…

El punto es no quedarnos con la duda, aclarar aquello
que nos parece incorrecto, equivocado o agresivo para evitar
conflictos incómodos e inútiles que sólo dejan resentimientos.

- Aprender a ceder. Existen personas obstinadas en pensar
que poseen la mejor opinión debido a su experiencia,
estatus o conocimientos; de antemano están dispuestos a convencer,
u obligar si es necesario, a que las personas se identifiquen
con su modo de pensar y de parecer, restando valor a la opinión
y juicio de los demás. No es extraño en ellos la inconformidad,
la crítica y el despotismo, inmersos en conflictos, críticas
y finalmente convertidos en las últimas personas
con quien se desea tratar.

La comunicación efectiva es comprensiva, condescendiente
y conciliadora para obtener los mejores frutos y estrechar
las relaciones interpersonales.

- Sinceridad ante todo. Expresar lo que pensamos, sobre todo
si sabemos que es lo correcto (en temas que afecten a la moral,
las buenas costumbres y los hábitos), no debe detenernos
para mostrar desacuerdo, superando el temor a quedar mal
con un grupo y a la postre vernos relegados.
Tampoco es justificable callar para no herir a alguien (al compañero
que hace mal su trabajo; al hijo que carece de facultades
para el deporte pero tiene habilidad para la pintura; etc.),
si deseamos el bien de los demás, procuraremos decir las cosas
con delicadeza y claridad para que descubran
y entiendan nuestra rectitud de intención.

Siempre será importante dar a los demás un consejo y criterio recto,
de otra forma continuarán cometiendo los mismos errores
o haciendo esfuerzos inútiles para lograr objetivos
fuera de su alcance, si actúan así se debe, tal vez,
a que nadie se ha interesado en su mejora y bienestar.

Además de los elementos esenciales, es preciso cuidar
otros pequeños detalles que nos ayudarán a perfeccionar
y a hacer más eficaz nuestra comunicación:

- Comprende los sentimientos de los demás. Evita hacer burlas,
criticas o comentarios jocosos respecto a lo que expresan,
si es necesario corrige, pero nunca los hagas sentir mal.

- No interpretes equivocadamente los gestos, movimientos
o entonación con que se dicen las cosas, hay personas que hacen
demasiado énfasis al hablar. Primero pregunta y aclara
antes de formarte un juicio equivocado

- Observa el estado de ánimo de las personas cuando se acercan a ti.
Todos nos expresamos diferente cuando estamos exaltados o tristes.
Así sabrás qué decir y cómo actuar evitando malos entendidos.

- En tus conversaciones incluye temas interesantes,
que sirvan para formar criterio o ayudar a mejorar a las personas.
Las pláticas superficiales cansan.

- Aprende a ser cortés. Si no tienes tiempo para atender
a las personas, acuerda otro momento para charlar.
Es de muy mal gusto mostrar prisa por terminar.

No existe medio más eficaz para hacer amistades, elegir a la pareja
y estrechar los lazos familiares, profesionales y de amistad.
Todos deseamos vivir en armonía, por eso, este es el momento
de reflexionar y decidirse a dar un nuevo rumbo hacia una mejor
comunicación con quienes nos rodean.

“El árbol de la vida es la comunicación con los amigos; el fruto, el descanso y la confianza en ellos”.

Francisco De Quevedo


domingo, 26 de mayo de 2013

La sensibilidad

Lo que debemos desarrollar es la sensibilidad, la actividad del cuerpo y del espíritu conjuntamente. Hace falta que desde la infancia se diga “puedo emplear mi cuerpo, hago una obra de él; tengo dones en todos los sentidos, los conozco en mí y puedo apreciarlos en los demás, puedo por tanto hacer cosas bellas con ellos”. Yehudi Menuhin

El valor de la sensibilidad reside en la capacidad que tenemos los seres humanos para percibir y comprender el estado de ánimo, el modo de ser y de actuar de las personas, así como la naturaleza de las circunstancias y los ambientes, para actuar correctamente en beneficio de los demás. Además, debemos distinguir sensibilidad de sensiblería, esta última siempre es sinónimo de superficialidad, cursilería o debilidad.

Sin embargo, en diferentes momentos de nuestra vida cotidiana hemos buscado afecto, comprensión y cuidados, y a veces no encontramos a esa persona que responda a nuestras necesidades e intereses. ¿Qué podríamos hacer si viviéramos aislados? La sensibilidad nos permite descubrir en los demás a ese “otro yo” que piensa, siente y requiere de nuestra ayuda.

Ser sensible implica permanecer en estado de alerta de todo lo que ocurre a nuestro alrededor, va más allá de un estado de animo como reír o llorar, sintiendo pena o alegría por todo.

¿Acaso ser sensible es signo de debilidad? No es blando el padre de familia que se preocupa por la educación y formación que reciben sus hijos; el empresario que vela por el bienestar y seguridad de sus empleados; quien escucha, conforta y alienta a un amigo en los buenos y malos momentos. La sensibilidad es interés, preocupación, colaboración y entrega generosa hacia los demás.

No obstante, las personas prefieren aparentar ser duras o insensibles, para no comprometerse e involucrarse en problemas que suponen ajenos a su responsabilidad y competencia. De esta manera, las aflicciones ajenas resultan incómodas y los padecimientos de los demás molestos, pensando que cada quien tiene ya suficiente con sus propios problemas como para preocuparse de los ajenos. La indiferencia es el peor enemigo de la sensibilidad.

Lo peor de todo es mostrar esa misma indiferencia en familia, algunos padres nunca se enteran de los conocimientos que reciben sus hijos; de los ambientes que frecuentan; las costumbres y hábitos que adquieren con los amigos; de los programas que ven en la televisión; del uso que hacen del dinero; de la información que reciben respecto a la familia, la moda, la religión, la política… todas ellas son realidades que afectan a los adultos por igual.

Actuando de esta manera, se pierde la posibilidad de construir un futuro diferente. Puede parecer extraño, pero en cierta forma nos volvemos insensibles con respecto a nosotros mismos, pues generalmente, no advertimos el rumbo que le estamos dando a nuestra vida: pensamos poco en cambiar nuestros hábitos para bien; casi nunca hacemos propósitos de mejora personal o profesional; trabajamos sin orden y desmedidamente; dedicamos mucho tiempo a la diversión personal.

En este sentido, la vida marcada por lo efímero y el placer inmediato o dejarse llevar por lo más fácil y cómodo, es la muestra más clara de insensibilidad hacia todo lo que afecta nuestra vida. Reaccionar frente ante las críticas, la murmuración y el desprestigio de las personas, es una forma de salir de ese estado de pasividad e indiferencia, para crear una mejor calidad de vida y de convivencia entre los seres humanos.

Debemos emprender la tarea de conocer más las personas que nos rodean: muchas veces nos limitamos a conocer el nombre de las personas, incluso compañeros de trabajo o estudio, criticamos y enjuiciamos sin conocer lo que ocurre a su alrededor: el motivo de sus preocupaciones y el bajo rendimiento que en momentos tiene, si su familia pasa por una difícil etapa económica o alguien tiene graves problemas de salud. Todo sería más fácil si tuviéramos un interés verdadero por las personas y su bienestar.

En otro sentido, vivimos rodeados noticias y comentarios acerca de los problemas sociales, corrupción, inseguridad, pobreza, distribución de la riqueza de manera desigual etc… estas cuestiones progresivamente las naturalizamos, dejamos que formen parte de nuestra vida sin intentar cambiarlas, dejamos que sean otros quienes piensen, tomen decisiones y actúen para solucionarlos. La sensibilidad nos hace ser más previsores y participativos, pues no es correcto contemplar estos problemas creyendo que somos inmunes y que no nos afectarán.

Por el contrario, la sensibilidad nos hace despertar hacia la realidad, descubriendo todo aquello que afecta en mayor o menor grado al desarrollo personal, familiar y social. Con sentido común y un criterio bien formado, podemos hacer frente a todo tipo de inconvenientes, con la seguridad de hacer el bien poniendo todas nuestras capacidades al servicio de los demás.


sábado, 25 de mayo de 2013

Los diez principios de la felicidad

l.- Nadie va a darme la felicidad, sólo yo puedo conseguirla. En este primer pensamiento, el ser humano toma la responsabilidad de su vida e inicia una búsqueda y un esfuerzo por encontrar eso que tanto busca.

2.- Yo soy un ser único en toda la tierra, nadie me comprende mejor que yo, y nadie sabe lo que yo necesito mejor que yo. En este segundo principio se dan las bases para eliminar cualquier ofensa que las personas reciban de parte de otras; cualquier comentario que deprima a una persona podrá ser nulificado bajo este principio, ya que la persona reconoce que nadie puede opinar acerca de ella, puesto que nadie la conoce mejor que ella misma.

3.- Lo que recibo ahora es lo que sembré ayer, y lo que siembre ahora será lo que reciba mañana. Este tercer principio permite al ser humano reconocer que los problemas actuales son resultado de acciones incorrectas del pasado, pero que, por lo mismo, el momento presente es el indicado para ir sembrando un futuro.

4.- Ni el pasado ni el futuro pueden lastimarme, sólo el presente tiene valor en mi vida. Entendiendo este cuarto principio, la persona le dará todo el valor que tiene su momento presente y le restará importancia a los hechos pasados que le causan remordimientos, y a los hechos futuros que le causan angustia.

5.- Sólo yo decido lo que debo hacer en este momento. Es decir, el ser humano entiende que las influencias ajenas son tan sólo eso, influencias, y él es el único que puede decidir qué hacer en ese instante.

6.- Sólo en el amor y en la paz interior puedo tomar las decisiones correctas. Es decir, si hemos de actuar en el tiempo presente, tendremos que hacerlo en paz y con amor, pues de esta manera, las acciones que tomemos estarán inspiradas en nuestra más alta capacidad tanto de servicio como de inteligencia.

7.- En mis decisiones tomaré siempre en cuenta el beneficio de los demás. Es decir, tomaré aquellas decisiones que beneficien a la mayor cantidad de personas; de esta forma, mi vida se estará encaminando hacia la más alta gloria que es la de recibir la compensación por el servicio prestado a los demás.

8.- Mi cara es el reflejo de mi estado interior. Es decir, cuidemos siempre el aspecto de nuestro rostro, adornémoslo siempre con la sonrisa, y que los ojos se encuentren siempre prestos a mandar una mirada de amor, porque de esta forma estaremos reflejando la serena armonía de quien ha aprendido a caminar en el sendero de la felicidad.

9.- Soy un hombre al servicio de la humanidad. Es decir, todo lo que yo haga, todo lo que yo diga, todo lo que yo piense o sienta, servirá para gloria de la humanidad, o bien, para perdición de ella.

10.- Yo tengo una misión en la vida, ser feliz y hacer feliz a los demás. Este último principio da sentido a nuestra existencia, y, a la vez, orienta nuestros esfuerzos hacia el beneficio de toda la humanidad.

¿Qué hay más allá de estas claves, qué podríamos decir además de lo mencionado de cada una de ellas? Más adelante veremos, que detrás de estos principios, se encuentra un camino que permitirá a todos los seres humanos, mantener siempre en su mente, las claves que les permitan alcanzar una vida llena de paz y de armonía espiritual.

Kwan-Yin

martes, 21 de mayo de 2013

El niño que fuimos

A veces nos invade una sensación de tristeza que no logramos controlar. Percibimos que el instante mágico de aquel día, pasó y que nada hicimos. Entonces la vida esconde su magia y su arte.
Tenemos que escuchar al niño que fuimos un día y que todavía existe dentro de nosotros. Ese niño entiende de momentos mágicos. Podemos reprimir su llanto, pero no podemos acallar su voz.

Ese niño que fuimos un día continúa presente. “Bienaventurados los niños, porque de ellos es el Reino de los Cielos”.

Si no nacemos de nuevo, si no volvemos a mirar la vida con la inocencia y el entusiasmo de la infancia, no tiene sentido seguir viviendo.

Existen muchas maneras de suicidarse. Los que tratan de matar el cuerpo ofenden la ley de Dios. Los que tratan de matar el alma también ofenden la ley de Dios, aunque su crimen sea menos visible a los ojos del hombre.

Prestemos atención a lo que nos dice el niño que tenemos guardado en el pecho. No nos avergoncemos por causa de él.
No dejemos que sufra miedo, porque está solo y casi nunca se le escucha.

Permitamos que tome un poco las riendas de nuestra existencia. Ese niño sabe que un día es diferente a otro.

Hagamos que se vuelva a sentir amado. Hagamos que se sienta bien, aunque eso signifique obrar de una manera a la que no estamos acostumbrados, aunque parezca estupidez a los ojos de los demás.

Recuerden que la sabiduría de los hombres es locura ante Dios. Si escuchamos al niño que tenemos en el alma, nuestros ojos volverán a brillar.

Si no perdemos el contacto con ese niño, no perderemos el contacto con la vida…

Paulo Coelho



Las 21 cualidades

Sólo triunfa en el mundo quien se levanta y busca a las circunstancias, creándolas si no las encuentra.


1. CARÁCTER: Sé un pedazo de roca
2. CARISMA: La primera impresión puede ser determinante
3. COMPROMISO: Es lo que separa a los hacedores de los soñadores
4. COMUNICACIÓN: Sin ella, viajas solo
5. CAPACIDAD: Si la desarrollas, ellos vendrán
6. VALENTÍA: Una persona con valentía es mayoría
7. DISCERNIMIENTO: Pon fin a los misterios no resueltos
8. CONCENTRACIÓN: Mientras más aguda sea, más agudo serás tú
9. GENEROSIDAD: Tu vela no pierde nada cuando alumbra a otros
10. INICIATIVA: No deberías salir de casa sin ella
11. ESCUCHAR: Para conectarte con sus corazones, usa tus oídos
12. PASIÓN: Toma la vida y ámala
13. ACTITUD POSITIVA: Si crees que puedes, puedes
14. SOLUCIÓN DE PROBLEMAS: No puedes dejar que tus problemas sean un problema
15. RELACIONES: Si tomas la iniciativa, te imitarán
16. RESPONSABILIDAD: Si no llevas la bola, no puedes dirigir al equipo
17. SEGURIDAD: La competencia nunca compensa la inseguridad
18. AUTODISCIPLINA: La primera persona a la que tienes que dirigir eres tú mismo
19. SERVICIO: Para progresar, pone a los demás primero
20. APRENDER: Para mantenerte dirigiendo, mantente aprendiendo
21. VISIÓN: Puedes conseguir solo lo que puedes ver

John Maxwell

lunes, 20 de mayo de 2013

¿En serio conoces cómo es tu relación con el dinero? 6 claves universales de la prosperidad

Si cerras los ojos, te relajas y piensas por un instante en dinero, observando las imágenes que aparecen en tu mente y sintiendo las emociones que eso te causa tendrás un resumen de tu relación con la riqueza. 

Con frecuencia las personas dicen que tienen un excelente vínculo con el dinero y que desean que llegue a sus vidas, pero ni siquiera alcanzan a darse cuenta de que existen ideas dentro de si que de forma automática les llevan a pensar que es muy difícil conseguir dinero, que nunca tendrán una vida desahogada o que si lo consiguen habrá quienes quieran aprovecharse de su situación.

Todos los movimientos que tenemos en la vida tienen un precio, por eso cuando hablamos de cambios hablamos de abandonar la vida zona de confort. El éxito económico no es la excepción y para alcanzarlo hay que pagar un precio que con frecuencia se expresa en términos de horas trabajadas, ideas innovadoras, estructura mental, amor por lo que hacemos, distinción de nuestra familia de origen, valentía frente al cambio etc.

Si estamos en disposición de pagar el precio, nuestras acciones se encaminará de forma automática a aquello que nos ayude a alcanzar los objetivos deseados, pero si no, encontraremos eventos que llamaremos obstáculos, para justificar nuestra falta de adhesión al logro de nuestras metas.

La abundancia en la vida parece ser un estado con el que contactamos o no, y existen reglas muy concretas que puedes seguir para asegurar que dicha conexión sí suceda.

Para conocer mas acerca de este tema, los esperamos este  2 de junio  a las 9:30 en  Sevilla 30 piso 2 Colonia Juárez. México DF. A dos cuadras de la glorieta de la Diana Cazadora. 
Contacto: Angélica Ostoa Montes, teléfono 3627-6632. 
e-mail: clientes@grupoconocete.com
Dirigido a: Hombres y mujeres mayores de 18 años.

Vivir en sociedad

Todos tenemos en la mente conceptos como urbanidad, cortesía, protocolo, etiqueta y buena educación. Estos conceptos se refieren a la necesidad de usos sociales, de pautas de comportamiento asumidas por la mayoría que facilitan y hacen mucho más cómoda la relación con nuestros semejantes.

A mí, personalmente, me satisface más la expresión “buena educación” o simplemente “educación”, que es una expresión más amplia y al mismo tiempo de límites más subjetivos que las mencionadas como urbanidad, cortesía, protocolo o etiqueta, que considero demasiado complicados y hasta afectados.

Para vivir en sociedad es necesario, a mi juicio, tener la mayor reserva posible de esas virtudes humanas a que acabamos de referirnos en semanas anteriores y que hacen posible que la educación sea, primordialmente, una verdadera transformación interna. La “buena educación” será, entonces, educación moral, educación en valores humanos. A la “buena educación” es conveniente añadir los que suele llamarse “ética de las formas”, o más coloquialmente, “buenos modales”.

El sociólogo Amando de Miguel, en su último libro sobre urbanidad defiende con gran acierto que “la base de la urbanidad es moral: no hagas a otro lo que no quieras que te hagan a ti.”
A continuación ofrezco una síntesis de formas educadas de comportamiento básicas:

Dar comprensión y apoyo y tender siempre la mano al enfermo, al anciano y, en general, al más débil y necesitado.
Esto incluye detalles como dejar el asiento o el lugar más cómodo a una mujer embarazada o que va cargada con un niño en los brazos, a un disminuido físico, etcétera.
Comer con educación, sin afectación, y evitar las consabidas costumbres de mal gusto, como sorber la sopa, usar palillo de dientes, masticar enseñando la comida con la boca abierta….
Pedir las cosas “por favor”, dar las gracias y pedir perdón si de alguna forma hemos molestado a alguien.
Dejar salir antes de entrar y no pretender colarse haciéndose el listo cuando los demás esperan pacientemente su turno.
Mirar a las personas mientras nos hablan y les hablamos y no dar la espalda cuando se está en grupo.
Escuchar a quien nos habla y no interrumpir su discurso de forma brusca con nuestras opiniones, dándole a entender que nos importa poco cuanto dice.
No quedarse mirando a minusválidos ni a personas que por cualquier rareza en su indumentaria, expresiones o estado físico o psíquico nos sintamos por curiosidad impulsados a mirar con más insistencia.
Evitar en lo posible muletillas, palabras y expresiones de mal gusto, soeces y ofensivas a Dios o a personas con creencias religiosas.
No tratar de escuchar conversaciones ajenas (“poner la antena”) y estar de forma descarada escuchando algo que no va con nosotros ni nos importa.
Procurar llamar a cada persona por su nombre y evitar recurrir constantemente a los pronombres: tú, ése, aquél).
No señalar a nadie con el dedo ni en público ni en privado.
Gritar mientras se habla, gesticular demasiado y hablar tan alto que todo el mundo se entera de lo que decimos a nuestro interlocutor, es una de las más frecuentes muestras de poca educación.
Hablar en secreto, como en un aparte a alguien cuando se está en un grupo con otros amigos, es grave falta de educación siempre.
Pocas cosas dejan bien patente la mala educación como las bromas pesadas, las gansadas de mal gusto y hacer pagar novatadas y otras acciones semejantes.
Higiene básica, elemental para la convivencia, como es no escupir en la calle, permitir al perro defecar en las aceras y arrojar cigarrillos, papeles o cualquier tipo de desperdicio y basura en la vía pública.
En definitiva, la interrelación existente entre “dar y recibir” es básica en la vida de las buenas relaciones entre los hombres como lo es para las plantas absorber anhídrido carbónico y dejar libre el oxígeno como aspectos imprescindibles de un mismo ciclo.

Bernabé Tierno


domingo, 19 de mayo de 2013

Cuarto para las doce

¿Has observado que el panorama suele verse mas negro poco antes de ocurrir un viraje positivo? El hombre de negocios afirma que justo antes de hacer su fortuna, estaba a punto de claudicar. Le llegaba el agua al cuello cuando, de repente, todo empezó a cambiar.

A punto de renunciar, se mantuvo firme justo lo necesario para dar a su trayectoria un giro de ciento ochenta grados y cosechar los frutos.

Quizá te haya ocurrido que cuando sientes que no vale la pena vivir, aparece una persona en tu vida que eleva tu ánimo hasta las nubes.
La vida es asi porque existe el principio del cuarto para las doce.
siempre hace mas frío y esta más oscuro antes del amanecer. Si resistimos lo suficiente, recibiremos nuestra recompensa.

En el acto de dar a luz, este principio entra en acción. Justo antes del gran milagro de la vida, la resistencia de la futura madre es sometida a una prueba de fuego, por medio de intensos dolores y gran angustia (dice mi mamá que valió la pena!).

En cuanto reconocemos la existencia del cuarto para las doce, la vida pierde mucho de su caracter traumático. En efecto, la creación parece someternos a prueba todo el tiempo, para ver si en verdad tomamos en serio nuestras metas. Si resistimos ese poquito más… oh alegría!

Conocer este principio es tener una buena ventaja, cuando todo es un caos, podemos decirnos: de modo que todo marcha mal? Eso quiere decir que aquello por lo que tanto he luchado puede estar a la vuelta de la esquina.

Por lo tanto, deberíamos sentirnos mejor.

Generalmente estaremos a prueba, en alguna forma, antes de recibir algo valioso. Si estamos conscientes del principio del cuarto para las doce y enfrentamos las dificultades conscientes de que son parte del proceso de lograr el éxito, en primer lugar no seremos desertores y, en segundo, obtendremos lo que queremos en la vida.

Cuando todo se ve color de hormiga puede ser el momento de celebrar. Quizá ya estes cerca de la meta.

Amigos, que esta semana sea el cuarto para las doce de sus mas caros anhelos. ANIMO!

Andrew Matthews


La meta

Distingamos un sueño de una meta.
Una meta es un sueño con una fecha concreta
para convertirse en realidad. Un sueño es solo un sueño,
algo que está fuera de la realidad.
Lo mejor es atreverse a soñar,
pero esforzándonos para lograr que esos sueños se hagan realidad.
Apuntemos hacia la luna, pues aunque nos equivoquemos,
iremos a parar a las estrellas…
Y cuando nos pongamos una meta difícil
o creamos que un sueño es imposible,
recordemos que el éxito es sólo la recompensa,
pues lo que vale es el esfuerzo.


sábado, 18 de mayo de 2013

La crisis según Albert Einstein

No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo.
La crisis, es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países,
porque la crisis trae progresos.
La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura.
Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias.
Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar superado.
Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias,
violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones.
La verdadera crisis, es la crisis de la incompetencia.
El inconveniente de las personas y los países es la pereza
para encontrar las salidas y soluciones.
Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina,
una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos.
Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno,
porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla,
y callar en la crisis es exaltar el conformismo.
En vez de esto, trabajemos duro.
Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora,
que es la tragedia de no querer luchar por superarla.

Albert Einstein


Palabras y silencio

Hay algunas cosas demasiado bellas para poder describirlas con palabras.
Hace falta admirarlas con meditación y silencio para poder apreciarlas a plenitud.
Se necesitan pocas palabras para expresar lo esencial.
Los grandes discursos solo sirven para confundir y adoctrinar.
El silencio es a veces más revelador que un río de palabras.
Mira a una madre con su hijo cargado, el bebe sabrá obtener, todo lo que de ella quiere, sin necesidad de decir nada.
De hecho, las palabras deben de ser como una envoltura de los pensamientos.
No son necesarios discursos muy largos para expresar lo que siente el corazón.
Una mirada puede decir más que mil palabras.
Creo que la sabia naturaleza nos dio sólo una lengua y dos orejas para que oigamos más y hablemos menos.
Si lo que vas a decir no es mejor que quedarte callado, entonces para que decirlo.
Cuanto más grande y generoso es el corazón, menos son las palabras que se necesitan para expresarse.
Hace falta recordar estas sabias y filosóficas palabras:
Las palabras verdaderas (la verdad) no siempre son bonitas, pero las palabras bellas no siempre son verdad.
Es propio de las mentes grandes hacer entender muchas cosas con pocas palabras.
Los espíritus pequeños, por el contrario tienen el don de hablar mucho y no decir nada (¿de quién se recuerdan?)
El que sabe oír luego sabrá usar lo que oyó.
Para decir “te amo” solo hacen falta 2 palabras, todas las demás serán superfluas.
“Si” y “No” son las palabras más cortas y fáciles de decir, pero son las que acarrean las consecuencias más trascendentales.
Para que el ser humano aprenda a hablar solo hacen falta 2 años
Para que aprenda a callar… toda una vida
Ser comedido al hablar en vez de ser un defecto es prueba de gran sabiduría.
El que mucho habla en vez de esclarecer las cosas, las confunde.
El que mucho habla, mucho se puede equivocar.


La prisa, nuestra enemiga

El mundo acelerado en el que vivimos nos vuelve impacientes e irritables y nos impide gozar de las maravillas del mundo.
Tratamos de apresurar la madurez de nuestros niños.

A los cinco años, le decimos:
¿Por qué no te comportas como una persona mayor?
Queremos que se comporten como adultos, no porque sea mejor para ellos, sino porque es más cómodo para nosotros. Y nos privamos así de que nos ofrezcan su frescura, curiosidad, asombro y su alegría espontánea.

En cierta ocasión, un padre preguntó al rector de una universidad si el plan de estudios no podía simplificarse, a fin de permitirle a su hijo concluirlo “por medios más rápidos”.

Ciertamente -le respondió-, pero todo depende de lo que usted pretenda hacer de su hijo.

Un roble le toma cien años para crecer.

A una calabaza, le bastan dos meses.

La naturaleza suministra abundantes indicios de que nuestro ritmo apresurado no es natural.
Cuando uno abandona la ciudad y camina entre los árboles que crecen lentamente y las montañas silenciosas, uno absorbe un poco de la calma y tranquilidad de la naturaleza.

El sol se tomará siempre el tiempo que necesite para salir y para ponerse. No se le puede apresurar.

Sin embargo, en el mal uso de la paciencia corremos el riesgo de volvernos espectadores inactivos, en vez de hombres de acción, capaces de contribuir a que acontezca lo mejor. Paciencia no significa pasividad, es decir, esperar que todas las cosas se nos den hechas.
Es más bien el principio de comenzar anticipadamente y tomarse el tiempo que uno requiera para hacer las cosas.
Las mejores cosas de la vida no pueden apresurarse.

Harold Kohn


viernes, 17 de mayo de 2013

Motivos para festejar

Apurados por las infinitas obligaciones que enfrentamos a diario, los festejos sociales son cada vez menos frecuentes.

Volvamos a abrir nuestros corazones y nuestros hogares para recibir a la familia y a los amigos.
Sería bueno preguntarnos qué nos gusta celebrar o, en todo caso, qué cosas celebramos en nuestra vida,
porque creo que estamos en un momento en el que las celebraciones se han transformado en situaciones corrientes,
mientras que cada vez nos juntamos menos a celebrar esos momentos especiales.

Me impresiona esta creciente dificultad que tenemos para festejar.

Lo que sí es notorio es que cada vez es más frecuente ver los restaurantes llenos de gente que se junta a conversar,
porque parecería que en casa nadie quiere hacerlo.

Las casas están impecables, casi desinfectadas, pero actualmente son visitadas por poca gente.

Esto es paradójico, porque al mismo tiempo las tenemos así de ordenadas para que, si alguien llegara a venir, las encuentre acogedoras,
y sin embargo no sabemos ni siquiera quiénes pueden llegar a ser esos visitantes.

Las casas deberían seguir siendo un lugar de encuentro y, aun desde la informalidad y la imperfección,
deberíamos poder encontrarnos con nuestros afectos.

Cuando yo era pequeña se celebraban tantas cosas…
Los cumpleaños, siempre, los santos, y había fiestas –y no feriados–
en los que nos juntábamos en familia simplemente para eso: estar juntos.

Es que los ritos siempre serán importantes, porque son el comienzo y el fin de algo.
Ayudan a cerrar etapas y a comenzar otras, y con eso vamos teniendo conciencia del paso del tiempo y de los afectos
que hemos sabido sostener a lo largo de nuestras vidas.

Hoy, cada vez con más frecuencia, escucho gente que no quiere celebrar sus cumpleaños,
o más mamás que se quejan de que a los cumpleaños los niños llegan sin regalo,
y es mucho más frecuente saludar por e-mail a alguien que llamarlo o ir a visitarlo, y mucho menos a su casa.

Deberíamos preguntarnos qué nos pasa con las celebraciones:
a usted, que lee esta columna, ¿le gusta celebrar?,
¿qué le pasa con su cumpleaños o con otros ritos?,
¿le gusta compartir con los viejos, con la familia y amigos,
o prefiere pasar por alto y continuar la rutina como si nada?

Los rituales y los festejos son una pausa, un detenerse a mirar la vida (nuestras vidas),
y por eso nos regalan la oportunidad de poner un freno y evaluar las cosas:
para intentar que el nuevo ciclo sea mejor que el anterior.

A partir de eso es que podemos asegurar que los ritos son sanadores y generan la posibilidad de encontrarse.

Por todos es sabido que siempre decimos que sólo vemos a algunos familiares en los funerales y en los casamientos y,
aunque suene divertido, creo que no debería ser así.
Sin embargo tengo que reconocer que, aun cuando se trata de esas situaciones, los encuentros también son importantes,
ya que hacen que nos coloquemos en frente de aquellos que, para bien o para mal, forman parte de nuestra historia.

Los invito a celebrar y, por sobre todo, a construir una vida que nos haga sentirnos orgullosos de lo que hacemos,
para que cuando lleguen los aniversarios podamos festejarlos desde la gratitud y la satisfacción y no desde la culpa o la insatisfacción.

No hay mayor placer para celebrar que sentir la gratificación del deber cumplido y desde ahí juntarnos con los que amamos.

Así que los invito a festejar todo, ¡y ojalá que con todos los afectos!
Seguro nos hará muy bien..

Pilar Sordo



Siempre es gratificante festejar, no sólo el cumpleaños, bautismo ó casamiento.
Es maravilloso festejar un futuro viaje,
los años de amistad con algún amigo del alma,
una mudanza a la casa soñada…
O simplemente festejar que todo está bien en la familia,
con los amigos… y con uno mismo!!!
Atesorar festejos, días de sol y noches de estrellas y luna
para recordarlas en días no tan felices, sin soles ni lunas
es actitud de un corazón sabio…
Caia Cantarelli

Creo…

Debes creer en ti, porque tu pasado no ha sido años de tiempo perdido, de sacrificios inútiles, sin frutos ni provecho alguno. Esa verdad palpable, tangible, que llevas en tu corazón, no será nunca alterada ni arrancada de ti.

Llevas para siempre impresa en tu alma, la profunda y reconfortante certeza de haber obrado bien y con tus mejores intenciones. Conservas en lo más hondo de tu ser, el rico tesoro que te hará sentir el sentimiento que te va a decir: ¡Misión Cumplida!

Tienes que pensar con grandeza, y decirte:
- Creo en mí, pues de mí ha nacido verdad y vida.
- Confío en mí, porque yo he sido y soy fortaleza.
- No existe amargura ni dolor que consiga atar mi alma libre.
Debes tratar de ignorar el dolor, pues no te dejará ver y sentir las grandezas de tu alma.

Tu vida comienza un nuevo camino cada día, pero no es un sendero de amargura, dolor, y soledad, sino que es un bello camino de esperanza e ilusión, en donde todo está por que lo descubras, y en donde no hay tiempo para que te canses o te abandones.

Ahora, debes levantar tu cabeza y mirar el fulgurante sol que cada mañana madruga para ti.
Y entonces llegará la más maravillosa paz que jamás hayas sentido. Descubrirás nuevas alegrías e ilusiones, y a partir de ese momento sentirás cómo tu corazón y alma se elevan en un aura de gloria, pues tu gozo será tan grande que te hará sentir un nuevo ser. Será como volver a nacer.

Tú sabes que has hecho del amor un reino de entrega y verdad para ti y los demás, pero ahora debes creer en ti, y forjar una fortaleza de paz para tu corazón.
No prives al cielo de tu mirar, levanta tu rostro y permite a los pájaros y los ángeles contemplar la belleza que abunda y reina en ti.

Arráncate el dolor, toma de nuevo tu alegría y siembra de ilusiones una nueva tierra, y verás como la vida agradecerá tu esfuerzo. Nada, hay perdido, todo en ti es victoria, pues cabe mayor triunfo en tu vida.

Todo radica en conjugar siempre este verbo: ¡Creer! y saber que tú eres el vencedor y dueño de tu vida. En tener la convicción de que tú has amado sin medida, (aunque las cosas no hayan salido como lo esperabas). Porque son muy pocos los que aprenden a amar y sienten el amor de verdad.

Ahora debes dejar nacer en ti un nuevo ser, con una nueva luz, y en donde tu “yo” más íntimo es lo más valioso y primordial.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Discusión



El necio discute para ganar una discusión; el sabio discute para buscar la verdad.
El necio discute para imponer su opinión; el sabio discute para someterse a la verdad.
Si discutes con el necio pierdes el tiempo, si discutes con el terco te irritas, si discutes con el soberbio recoges ofensas, si discutes con el sabio te acercas a la luz.

De la discusión madura salen dos personas en comunión, aunque con distintas opiniones; de la discusión inmadura quedan dos personas lastimadas y ofendidas, aunque coincidan en sus opiniones.

En toda discusión, más allá del tema discutido, están en juego: tu necesidad de dominar y someter al otro, tu honestidad para con la verdad. Y tu capacidad de aceptar y respetar al otro como otro, distinto de ti.

René Trossero

Tu poder interior

El que no es bueno consigo mismo, no puede actuar desde su corazón.

Tener fuerza o poder interior es realmente el único modo de poder adaptarnos a un ritmo de vida, que cambia día a día, sin que nos volvamos locos. Esperamos que los demás cambien cuando el secreto está en empezar a recuperar nuestro poder interior.

¿Quién más que uno mismo tiene poder sobre si?
¿Quién tiene el poder de pensar en nuestra propia mente?
¿Acaso alguien puede impedirnos elegir tener pensamientos de prosperidad, puede alguien impedirnos actuar desde el amor, puede alguien frenarnos en aumentar nuestra propia felicidad?
Nadie puede obligarnos a tener ideas negativas, tristes, catastróficas, dañinas,…Pues nadie se puede meter en nuestra cabeza, ni tampoco sentir por nuestro propio corazón.

Durante siglos hemos buscado el poder fuera; en los padres, en los dioses, en los superiores, en los reyes, en los sabios, en magos, en la medicina, en la religión,… Ahora entendemos que el poder solo lo encontraremos dentro de nosotros mismos, en nuestro interior.

Dentro de todos y cada uno de nosotros brilla un poder interior que se expande en función de nuestras vivencias y comportamientos. Él nos guía natural y amorosamente hacia la salud perfecta, la pareja perfecta, la profesión perfecta y nos ofrece la prosperidad en todo aquello que deseamos.

Nuestro poder interior es el motor de nuestra felicidad
Amarnos a nosotros mismos es reconocer esa guía, es crecer con esa luz y hacer que se expanda libremente desde nuestro interior hacia su fuente, el mismo universo.
El peligro reside en el Olvido de quienes somos y qué hemos venido a hacer en este rincón de universo; que tipo de sentimientos hemos venido a experimentar, como seres humanos, a compartir y expandir en este mundo. El peligro reside en olvidarse de que todo este viaje ha sido programado y deseado por nuestra esencia divina.

Abandonarnos es darle la espalda a esta realidad. Olvidarnos de ser felices es convertirnos en seres prisioneros de la incapacidad (no soy capaz de esto, no voy a lograr lo otro, no me merezco esto, esto no es para mí), en victimas de los demás (si mis padres se hubiesen comportado de otra forma, si mis hermanos me hubiesen entendido), nos convertimos en ciegos ante nuestra propia responsabilidad. En inválidos a la hora de aumentar nuestro propio poder interior. Nos convertimos en el renegado ante nuestro único guía interior. Negar nuestras capacidades nos convierte en victimas. Entonces surgen: el desamor, la rabia, el resentimiento, la tristeza, el dolor, la enfermedad y todo sentimiento de incapacidad, de autocrítica,… como llamadas de atención para decirnos: ¡ojo, que no es por ahí! ¡Qué eso no te hace feliz!

¿Y cómo puedo amarme a mismo?
La única forma de amarnos es aceptarnos tal y como somos, con nuestras rarezas, defectos, fallos, conscientes de que nuestra evolución está encaminada… Somos hijos del universo; y este no nos juzga ni nos critica. Solo quiere lo mejor para nosotros.

¿Y tú, acaso quieres lo mejor para ti?
Si el universo no nos juzga ni nos critica, ¿Por qué lo hacemos nosotros?
¿Quiénes somos nosotros para juzgarnos, castigarnos, privarnos si el Universo mismo no lo hace?

Algunos pasos para recuperar tu poder interior
Asumir nuestra responsabilidad: somos los únicos responsable de nuestra felicidad. De nada sirve mendigar a otros que nos hagan felices, ni tampoco culpar a otros y responsabilizarlos de nuestra propia infelicidad. Por mucho daño que nos hayan podido hacer solo nosotros tenemos la llave de nuestros pensamientos y sentimientos. Solo nosotros somos responsables de perdonar. Esto es un acto propio del único corazón del que disponemos. Aquí se encuentra la verdadera liberación del agredido y el verdadero poder interior.
Atreverse a expresar nuestros sentimientos: durante siglos hemos sido enseñados a que expresar emociones era cosa de débiles o de maleducados. La expresión de la rabia ha sido crudamente censurada, especialmente en la mujer. La tristeza y el llanto resultan insoportables para la mayoría: cuantas veces habremos visto a adultos animando a un niño que se ha hecho daño, a callarse y cortar su llanto, cuantas veces les podemos escuchar diciendo: no es nada. Pero al niño le duele. Reconocer el dolor lleva a tranquilizarse o tranquilizar al otro. Negar el dolor es automáticamente aumentarlo. Negar es un modo de enseñar, y así se nos ha enseñado, que las emociones, los dolores, no importan, no son nada. Y así aprendemos a tragar en vez de sacar y limpiar.
¿Cuántas emociones habremos tragado con los años…?
¿Cuántas emociones reprimidas llevamos con nosotros cada día?
¿Cuanto daño nos hacemos expandiendo así el malestar por no enfrentarlo y sacarlo?

Reprogramar nuestra mente: para recuperar nuestro poder interior con nuevos pensamientos de valía y merecimiento alegra a nuestra más potente herramienta que es el corazón.
Devolverle su guía la hace renacer:
Me merezco lo mejor y ahora lo acepto.
Soy una y la misma cosa con el Poder que me ha creado.
Me amo y me acepto exactamente tal y como soy.
La felicidad corre por mi vida como la sangre por mis venas…
Realizar afirmaciones cada día es una eficaz forma de reorientar nuestras convicciones sobre nosotros mismos, la Vida…
Ahora elijo detectar e identificar los obstáculos que me señalan mi equivocación, que me sugieren el nuevo camino que puedo tomar.
Me autorizo a salir de las situaciones que puedan frenar mi vivencia de la felicidad. Estoy a salvo viendo crecer, día a día, mi poder interior.

Anne Astilleros

martes, 14 de mayo de 2013

Conduciendo nuestras vidas

Su vida es importante, usted ocupa un lugar en el orden universal, usted se encuentra aquí, y ahora, cumpliendo una misión fundamental para quienes giran a su alrededor; todo lo que usted hace o dice, deja de hacer o de decir, influye o afecta positiva o negativamente en alguna otra persona. Usted tiene una gran responsabilidad en el orden del universo. Nada es intrascendente, nada es en vano. Piénselo.

Cada persona que conoce y con quien se relaciona, trae consigo una lección importante para usted, algo que vale la pena aprender o algo que deberíamos evitar. No somos jueces, ni fiscales, ni supervisores de la vida de los demás, aprendamos discretamente la lección que cada ser humano representa, aprovechemos lo bueno de cada quien y procuremos evitar lo negativo, pero sin emitir juicios. Mejoraremos cada día un poco más.

Cultive hoy, de manera especial, su energía amorosa, sea amable, cordial, gentil, cariñoso, paciente y tolerante con las personas que le rodean; hoy, de manera especial, sea comprensivo con los demás, y ante todo hoy procure perdonar aquel detalle, aquella actitud, aquel evento que aún afecta su alma y perturba su paz interior. Perdone ya, de una vez, perdone y olvide

Usted es el conductor, el guía, el faro y la brújula de su vida; usted es el presidente ejecutivo de esa importante empresa que es su vida; usted es además el motor y la hélice para el desarrollo, avance y crecimiento de su vida. Hágase responsable de lo que dice o deja de decir, actúe con responsabilidad en lo que hace o deja de hacer. Su vida sólo depende de usted mismo y usted posee, en su interior, las capacidades suficientes para hacerla feliz y agradable, tanto como se lo proponga y desee serlo.

Desconozco a su autor

Sintiéndome bien

Si la visión que tenemos de nosotros mismos proviene de lo que nos dice la gente seremos como un espejo deformado.

Yo afirmo que este día lo dedicaré completamente a buscar modos de sentirme bien, de ver el aspecto positivo de las cosas y relaciones con alegría.

De buscar en todo momento algo que apreciar y sentir gratitud.

De buscar medios para ser mejor persona y de tener claros mis objetivos y estar alerta a las oportunidades que me permitan concretarlos.

Tomo plena consciencia de mi presente. Disfruto estando aquí, pues reconozco el valor y el poder del presente.

Cuando me miro, me veo como un todo, y soy plenamente consciente de que yo he creado y que he elegido lo que estoy viviendo actualmente. Siento abundante Energía, incansable, avanzando a través de mi experiencia vital sin oponer resistencia.

Es bueno saber que no importa lo que otros hagan ni lo que otros piensen sobre lo que yo hago, lo importante es que siento satisfacción por mi persona. Al verme en esta imagen de mi yo, existo. Soy consciente que lo más importante es que me sienta bien en todo momento, sin importar lo que ocurre a mí alrededor. Los hechos no pueden afectarme a menos que los deje. Yo tengo el control en todo momento de lo que deseo experimentar. Estoy a salvo pues nada ni nadie puede hacerme daño a menos que lo atraiga con pensamientos equivocados.

Puedo verme con personas, que al igual que yo, desean crecer, las cuales se sienten atraídas a mí por mi voluntad de permitir que se sientan bien. Me veo interactuando con otros, conversando, riendo y gozando de lo que es perfecto en ellos, mientras ellos gozan de lo que es perfecto en mí. Nos apreciamos y apoyamos mutuamente. Nadie critica ni se fija en cosas no deseadas.

Me veo gozando de una salud perfecta, una prosperidad absoluta, apreciando esta experiencia vital física, la cual anhelaba tanto que decidí encarnarme en este Ser físico.

Es estupendo vivir, tomar decisiones con mi cerebro físico y acceder al poder Universo a través de la Ley de Atracción. Y desde este maravilloso estado de Ser, atraigo cosas positivas. Es magnífico. Es divertido. Me encanta.

Reconozco que mi vida es ilimitada en todas las facetas de mi experiencia. Poseo una cuenta ilimitada en el banco. No experimento ninguna limitación económica. Tomo todas decisiones según si deseo o no esa experiencia no según si puedo permitírmela. Se que yo soy una imán que atrae la prosperidad, la salud o la relación personal que deseo.

Deseo una abundancia absoluta y constante, pues entiendo que existe una riqueza sin límites en el Universo y que el hecho de atraer la abundancia hacia mí no privo a otros de nada. Hay suficiente para todos. No se trata de acumular una gran fortuna, pues puedo atraer hacia mí todo cuanto desee o necesite. Tengo a mi alcance una cantidad ilimitada de dinero y prosperidad.

Mi visualización ha concluido por hoy y durante el resto del día me ocuparé en encontrar más cosas que me hagan sentir bien.


Desconozco su autor

lunes, 13 de mayo de 2013

El valor del desahogo

Werner Erhard dijo una vez que 'lo que no se puede desahogar lo gobierna a uno'. Estoy totalmente de acuerdo. La gente nota las cosas telepáticamente, lo quiera o no, así que ni se te ocurra querer engañar a nadie. Además, el cuerpo  nunca miente. Y si pretendas que mienta, es muy dañino y doloroso para tu cuerpo.

A la gente le da miedo decirse algunas cosas porque cree que a lo mejor hiere a su interlocutor o se hiere a sí misma. Pero mucho más daño te haces si no logras desahogar lo que sea.

En primer lugar, tu cuerpo se resentirá si no te desahogas; en segundo lugar, tu interlocutor se sentirá confuso; y en tercer lugar, tus relaciones se desbaratarán. Al final, acabará descubriéndose la verdad y para entonces la desconfianza y la ira pueden haber aumentado tanto que las relaciones se malogren definitivamente.

Para reafirmar este principio puedes empezar con este pensamiento: 'NO PASA NADA POR DECIR LA VERDAD Y CUANTO MÁS SINCERO SEA ACERCA DE MIS SENTIMIENTOS, MEJOR ME SENTIRÉ Y MEJOR SE SENTIRÁN LOS DEMÁS'.

Sondra Ray

Un sólo propósito, el amor

El recuerdo es un arma de doble filo, cuando recuerdas y deseas vivir de nuevo tus experiencias, le estás abriendo la puerta al dolor.
El querer revivir tu vida demuestra que no has sabido aprovechar lo que la vida te ha regalado… este recuerdo es causa de dolor…
El pasado no se puede revivir y toda nueva experiencia será totalmente diferente, el cambio continuo no te permitirá revivir el pasado, es imposible…
También existe el recuerdo de acciones conscientes, este recuerdo es el producto de haber vivido sin ego, sin ira, sin celos, sin orgullo…
El recuerdo de acciones conscientes es muy raro en la vida del hombre común corriente.
El recuerdo consciente solo es posible cuando has vivido sin interés personal, cuando has vivido para la verdad… cuando has entrado en el camino de la liberación…
Deja tus recuerdos en un contenedor… Allí es donde los recuerdos del hombre pertenecen.
Para la consciencia no hay recuerdo, solo hay experiencias, solo existe el aquí y el ahora…
La consciencia no vive de recuerdos… su alimento es la experiencia y este momento…
Si vives la experiencia, saboréala y continúa tu camino… no mires atrás…
Tu consciencia habrá extraído la riqueza del momento cuando lo has vivido conscientemente.
Si el momento no es vivido conscientemente tendrás muchos recuerdos que te encadenarán al pasado.
Te enredarás en el pensar, en el arrepentimiento, en el rencor, en las memorias, en los tiempos ídos, y muchas más tonterías.
Tu esfuerzo debe ser por eliminar todo pasado, toda historia personal y vivir con las alas de la experiencia.
Esta es la forma de la consciencia, sin huellas, sin historia… Simplemente pura consciencia.
Todos en algún momento de nuestra vida nos detenemos a recordar, eso no es malo… lo malo es vivir de los recuerdos, es decir tratar de mantenernos en pie y de cobrar fuerzas sólo recordando. Es como que el presente ya perdió su valor o no importa y que todo aquello que formó parte de nuestro pasado es mejor.
Los recuerdos alegres o tristes siempre aparecen como flashes en nuestra memoria.
Cuando una persona está deprimida y no encuentra el sentido de su vida empieza a navegar por los mares del recuerdo, se detiene en los instantes más preciados y otras veces en aquellos de dolor. Esos instantes de dolor sumados uno a uno son los que muchas veces aumentan esa depresión.
Recordando no disfrutamos el presente, seguimos viviendo en el pasado y no le damos posibilidad a nuestro ser interior de aprender, de experimentar sensaciones nuevas… nos perdemos el hoy y cerramos las puertas a todo lo nuevo.
Una persona que vive pensando en su pasado minimiza el presente y va perdiendo poco a poco sus ganas de vivir…
Detengamos los recuerdos, naveguemos por ellos de tanto en tanto pero cuando sintamos que nuestro barco se detiene demasiado tiempo allí abandonemos el viaje y volvamos a la orilla del presente, del hoy, de este momento…
Mirar hacia atrás es retroceder… todo lo que sucedió ya forma parte del pasado… Lo que importa ahora es el presente…
Avancemos sin temor…